29.8.17

Idolatria e iconoclastia

eo esta mañana en un titular: "Dimite el vicario de Ceuta por permitir una salve rociera a un elefante hindú" (ABC Sevilla (28 de agosto de 2017). El titular en realidad debía ser "Dimite el vicario de Ceuta por permitir un canto de entrada rociero a Ganesha", pero indiscutiblemente es mejor el original. Dice la noticia: "El vicario de Ceuta, Juan José Mateos, presentó el lunes su dimisión tras ser «amonestado» por el Obispado de Cádiz después de permitir este domingo la entrada en el Santuario de la Patrona de la ciudad autónoma, la Virgen de África, de miembros de la comunidad hindú local. Estos portaban imágenes de una de sus deidades, Ganesh, «un hecho reprobable que no se debió consentir», según la Diócesis."
La comunidad hindú local no hacía otra cosa que presentar sus respetos a la Virgen de África, con Quien probablemente hallan un gran parecido con sus propias celebraciones. Pero el Obispado de Cádiz no está por sincretismos y, si bien lo pensamos, no debe estarlo. De hecho una de las funciones de la jerarquía eclesiástica es la de velar por la pureza del culto. Yo no tengo la menor duda sobre la mejor intención de los indios, de hecho yo tengo en mi salón-comedor sin ningún género de violencia conteptual una imagen de Jesús y otra de Ganesha, uno de los más de 3000 dioses del panteón hindú, pero tal vez entre los 10 con más devotos. Se representa con cabeza de elefante, de ahí el titular. Se ve, si seguimos leyendo, que no es la primera vez que la comunidad hindú le rinde homenaje a la Virgen. Lo curioso, para mí, es que haya una comunidad hindú en Ceuta. No hay muchos indios en España y eso, sobre todo, si lo comparamos con la comunidad pakistaní, por ejemplo. 
El tema no tiene mucho más recorrido, a no ser que nos metamos en camisa de once varas y mostremos nuestra extrañeza ante la asimilación de banderines de peñas deportivas en acontecimientos religiosos. Me imagino que a los que no están evangelizados les será incomprensible la proliferación de vírgenes, en sus diferentes advocaciones: las hay por sus dones (como María Auxiliadora), por sus apariciones (como la del Pilar) o por regiones, que a veces se confunden con los hagiotopónimos. Incluso me atrevería a decir que tantas advocaciones y hagiotopónimos confunden no solo a los extraños sino también a los propios. Veo en el cementerio donde se encuentran los restos de mi familia que hay nichos con figuritas de la Virgen de Lourdes, de Fátima, del Pilar, etcétera. También se ve algún San Antonio y alguna Virgen el Carmen, pero no está muy diversificada la devoción. 

En la Parroquia de San Francisco Javier, tocando a Can Peguera, se celebra si no recuerdo mal los primeros domingos de cada mes misa rociera. Pues el párroco alguna vez se ha quejado de que los devotos de la Virgen del Rocío no van por la iglesia otros días. Cosa que también nos recuerda que las cofradías y hermandades aunque no están al margen de la organización canónica sí que campean un poco por libre, de manera que seguramente si no fuera por los obispados se iría tal vez disociando el culto a cada virgen local.
En nuestro país, tan dado a la idolatría, es fácilmente explicable que también cunda la iconoclastia.



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27.8.17

Un universo de paso

How happy is the little Stone
That rambles in the Road alone,
And doesn't care about Careers
And Exigencies never fears—
Whose Coat of elemental Brown
A passing Universe put on,
And independent as the Sun
Associates or glows alone,
Fulfilling absolute Decree
In casual simplicity—
Emily Dickinson (*)

omo días atrás la vegetación en Collserola estaba muy agostada y la tierra reseca, puse mi atención en las rocas. Hace un tiempo que se despertó mi interés por los minerales y desde entonces sólo ha hecho que crecer. Hoy me he dado cuenta de que en realidad siempre estuvieron allí. Que mi admiración se repartía entre los árboles, los matorrales y las peñas, y también entre las olas, la brisa marina y las rocas. De hecho muchas veces mi forma de resistir las contrariedades era en gran parte adoptando esa cualidad inerte que les asociamos a las piedras, pero como tantas cosas no lo hice muy bien. 
A veces he adoptado las cualidades de la quietud por ejemplo cuando estoy en una sala de espera por un tiempo indeterminado o determinado. Advierto que puede ser interpretada como sumisión, cohibimiento, el miedo que agarrota. En yoga los legos advierten una quietud para la que no encuentran explicación. Ven una figura inmóvil como las de la moda del Mannequin challenge, cuando en realidad hay una quietud viva. No somos personas-estatua. Precisamente se trata de estar cómodo en una postura y de encontrar ese equilibrio. Además, los que solo ven el yoga exteriormente ignoran que en el asana está presente la respiración y hay un proceso muscular que el practicante observa y siente. Precisamente a través de esos dos puntos de propiocepción se reconecta con la presencia. Las personas que se inician en el yoga miran al resto de los practicantes, tal vez un poco más iniciados, y pretenden imitarlos o incluso ir más lejos (competir). De esa manera se pierde la conexión con la respiración y con el proceso interno. La postura más fácil no es la del "cadáver". Normalmente lo único que pueden hacer los instructores es sugerir que lo importante es la intención del asana y también corregir la postura si ven que se pueden hasta lesionar.
*
Recuerdo hace años, un vecino muy alcoholizado, que caminaba siempre con una rigidez muy especial. Creo que caminaba así para no caerse, para no perder el equilibrio y mantener la dignidad.
*
Me doy cuenta de que cuando ayer el Rey vino a Barcelona a la manifestación que se convocó en respuesta a los atentados del día, ya sabía que se exponía al boicot y a que los separatistas aprovecharan la ocasión para salir en las televisiones de todo el mundo.  Cuando Felipe VI hizo las ruedas de consulta después de las elecciones su instrucción o su adiestramiento le permitió recibir con la misma expresión de cortesía a Mariano Rajoy que a Pedro Sánchez que a Pablo Iglesias cuando los saludaba. Tendrá que ver algo la formación militar, pero su rostro no se descompone apenas y su postura es al mismo tiempo de una cierta rigidez pero sin tensión, y al mismo tiempo atenta y suave. Creo que a eso se le llama prestancia.
*
Ayer Jacobo Fitz-Edwards tuiteava: "El cant dels ocells es un villancico que celebra el nacimiento de Jesús: En veure despuntar el major lluminar en la nit més ditxosa ...". Ciertamente, el uso inveterado en tanatorios y en días de duelo es algo incomprensible a no ser que creamos en que el violonchelo es triste. Admitiré que Pau Casals ya no es el poseedor de su composición y que adquiere nuevos significados o que se suplanta el significado original simbólicamente. Se suele decir que el supremo éxito de una obra empieza cuando el autor pierde su control.

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(*) Cuán feliz es la Piedrecita | Que deambula sola por el Camino, | Y no se preocupa por Profesiones | Y nunca teme Exigencias |  — Cuyo Abrigo de Marrón elemental | Le puso un Universo que pasaba, | E independiente como el Sol | Fraterniza o brilla a solas, | Cumpliendo un Decreto absoluto | Con despreocupada sencillez — (Traducción de Álvaro Torres Ruiz)

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25.8.17

El polvo del camino

"En los barrancos abiertos por las aguas, la tierra se deshizo en secos 
riachuelos de polvo. Las ardillas de tierra y las hormigas 
león iniciaron pequeñas avalanchas. Y mientras el fiero 
sol atacaba día tras día, las hojas del maíz joven fueron 
perdiendo rigidez y tiesura; al principio se inclinaron 
dibujando una curva, y luego, cuando la armadura 
central se debilitó, cada hoja se agachó hacia el suelo. 
Entonces llegó junio y el sol brilló aún más cruelmente. 
Los bordes marrones de las hojas del maíz se 
ensancharon y alcanzaron la armadura central. La maleza se 
agostó y se encogió, volviendo hacia sus raíces. 
El aire era tenue y el cielo más pálido; y la tierra 
palideció día a día. 
En las carreteras por donde se movían los troncos de 
animales, donde las ruedas batían la tierra y los 
cascos de los caballos la removían, la costra se
 rompió y se transformó en polvo. Cualquier 
cosa que se moviera levantaba polvo en el aire; un 
hombre caminando levantaba una fina capa que 
le llegaba a la cintura, un carro hacía subir el polvo 
a la altura de las cercas y un automóvil dejaba 
una nube hirviendo detrás de él. 
El polvo tardaba mucho en volver a asentarse." 
John Steinbeck, Las uvas de la ira




royectaron ayer jueves "Las uvas de la ira" (John Ford, 1940) en la Filmoteca. Aunque no tuve presencia de ánimo para acercarme al Raval bajando por las Ramblas, las crucé por la Boquería. Allí se ha montado uno de esos altares populares llenos de notas, velas y peluches. El primer altar de este tipo que vi fue en Múnich, el que está erigido en memoria de Michael Jackson. Pues bueno molt bé éste es como 40 veces más extenso y, como es natural, sin orden ni concierto más que el de la acumulación. Minutos después tuve un calambre en el estómago, que se me pasó enseguida pero que me demostró que se me había apelotonado una procesión por dentro.
California la avistan los personajes empobrecidos de la película de John Ford al fondo y como la tierra prometida, rebosante de viñas y melocotones. Hubo un tiempo en que se quemaron públicamente las obras de John Steinbeck, que en lugar de complacerse con la prosperidad, señalaba lo bien que vivían terratenientes y banqueros a costa de los trabajadores del campo mexicanos y okies (de Oklahoma). El grupo del fotograma de hoy se dirige hacia allí por la ruta 66 y a medio camino se cruzan con un hombre que regresa defraudado por lo mal que se les paga y porque perdió a su mujer y a sus hijos a causa del hambre:
—He intentado advertirles —dijo—. De algo que tardé un año en comprender. Dos hijos y mi mujer tuvieron que morir para que me diera cuenta. Pero no se lo puedo contar a ustedes. Debí haberlo sabido. Nadie me pudo convencer a mí tampoco. No les puedo hablar de mis pequeños, acostados en la tienda con los vientres hinchados y nada más que piel cubriendo sus huesos; temblaban y gimoteaban como cachorrillos y yo corriendo como loco de aquí para allá, buscando trabajo, no por dinero, ¡no por salario! —gritó—. Dios mío, sólo por una taza de harina y una cucharada de manteca. 
Y luego vino el forense. «Estos niños han muerto de un fallo cardíaco», dijo. Lo escribió en el papel. Ellos tiritaban con los vientres hinchados como la vejiga de un gorrino. (John Steinbeck, Las uvas de la ira)
John Ford sigue casi literalmente la novela hasta allí donde permite lo que va del sexto arte al séptimo arte. Por lo tanto de la forma más clara y concisa tanto el escritor como el cineasta nos hacen un retrato de lo que fue una crisis ambiental (Dust bowl) y económica de la Gran Depresión. El hambre y no una insuficiencia coronaria era de lo que tendría que haber informado el médico, que seguramente se veía obligado a no estropear los números de la mortalidad y la morbilidad. Para contrarrestar la prevaricación de unos, hay que decir que otros levantaron campamentos o hoovervilles para asegurar la asistencia sanitaria y de otras necesidades básicas, de manera que los desempleados pudieran reparar su dignidad como personas y comer.
El realismo de la película y de la novela es algo que además participa de la contribución de actores que ya se ve que provenían o del cine mudo o de sus frutos. Son dos obras maestras. John Fonda está en su plenitud y sus ojos, aunque se dirá que no son tan bonitos como los de Paul Newman, tienen una mirada fascinante, entre tierna, terca y tronada. En los años 80, cuando se le concedió un óscar honorífico, en la ceremonia de la entrega accedió al escenario mientras sonaba la música de una de las canciones de "The grapes of warth", su película sin duda.
Casualmente, o no, resulta que al entrar a la proyección coincidí con uno de esos señores de quien podría decir que he tenido la mala suerte de tener en mi camino. En realidad no lo conozco gran cosa, pero puedo decir que ha hecho una carrera profesional en la Sanidad a costa de muchos desafueros, de no pocas componendas y de su voraz codicia. Pertenece a lo que Basilio Losada denomina "la jauría maldita de los triunfadores". No tengo nada personal contra este señor, si quitamos mi aversión por la grotesca costumbre de teñir su pelo. Su figura esperpéntica no me produjo ninguna irritación más que la de pensar que era mejor que no estuviera en la sala junto con la gente honrada. Me imagino a los autores de la Gran Depresión, pero no a los autores de sus obras de arte sino a los responsables, yendo a ver la película de John Ford o leyendo el libro de Steinbeck.
John Ford sigue fielmente a Steinbeck en la escena en que Ma Joad da de comer sobras a una pléyade de niños hambrientos pero en vez de servirles ella la comida en sus latas lo que hace es dejarlos solos:
Voy a dejaros aquí fuera la olla para que todos lo probéis, pero no os va a servir de nada —vaciló—. No puedo remediarlo. No os puedo privar de lo poco que haya. —Levantó la olla y la dejó en el suelo—. Esperad un poco. Está demasiado caliente —dijo, y entró rápidamente en la tienda para no ver. Su familia estaba sentada en el suelo, cada uno con su plato; podían oír a los niños metiendo en la olla sus palos, cucharas y trozos de hojalata oxidada. Un montón de niños ocultaba la olla de la vista. No hablaban, no peleaban ni discutían; pero todos ellos tenían una callada resolución, una fiereza inflexible. Madre les dio la espalda para no ver—. No podemos volver a hacer eso —decidió—. Tenemos que comer solos —se oyó cómo rebañaban la olla y luego el montón de críos se disolvió y los niños se fueron, dejando la olla rebañada en el suelo. Madre miró los platos vacíos—. 
Steinbeck yo diría que no conocía directamente ni de cerca el hambre, pero John Ford sí, ni que fuera a través de sus padres, que algo sufrirían la plaga irlandesa de la patata. Cuenta mi madre -que nació en el año 1934 en un pueblo gallego- que en la época del hambre, pasaba a veces por el huerto de una familia de ricos y ellos hacían como que no la veían y se metían disimuladamente dentro de la casa con el perro guardián, para que ella pudiera tomar una manzana o dos de sus árboles y no condenarla a la vergüenza de la caridad o advertir el hurto.

Algo tuvo que ver mi calambre o que se me pusiera de punta el nervio simpático con oír en una versión tan blue grass dos clásicos del country: Red River Valley y She'll be coming round the mountain. La versión que enlazo de El valle del río Colorado la canta Henry Fonda cuando saca a bailar a su madre en su hooverville o campamento de desplazados. La primera versión que yo conocí es la catalana y creo que ahora la ponen mucho en los tanatorios.

Fotograma de "The grapes of warth" (John Ford,1940)

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23.8.17

La volatilidad

"Quan a vegades algú em recorda que els artesans i els comerciants s'estan 
als establiments no només al matí, sinó també 
a la tarda, asseguts, tants d'ells, amb les cames 
creuades -com si les cames haguessin estat fetes 
per seure-hi al damunt, enlloc de per estar-se dret o 
per caminar- penso que es mereixen un 
gran respecte per no haver-se suïcidat fa temps"
Henry David Thoureau, Caminar





l lunes me quise poner a escribir finalmente, tras los 3 días de duelo, mis impresiones sobre el ataque yihadista en las Ramblas y Cambrils, que ha dejado 15 muertos y 152 heridos. Pero cuando ya tenía el post acabado lo eliminé porque me pareció que no aportaba nada a la gran masa de comentarios y análisis. Hoy, a la vista de la columna que publicó ayer Manuel Jabois en "El País", es un cierto fastidio lo que me decide a señalar una actitud que -aunque no es la peor posible- molesta porque es pura [sic] afectación. 
No quise publicar mi post porque mi aportación solo podía engrosar la turismofobia, la islamofobia y la catalanofobia, que son los asuntos que claramente ha querido evitar Manuel Jabois y de paso pasar por original. Podemos pensar que sus conocimientos sobre Barcelona y el yihadismo son con toda seguridad insignificantes. Al lado del viejo dilema sobre si hay que publicar o no imágenes terribles de las víctimas -tema que creo que queda saldado en el ensayo de Susan Sontag (On photography)- también proliferan otros dilemas como si es mejor o peor saber del tema de que hablamos. Me pasma casi siempre la soltura con que he visto opinar sobre la política y la sociedad catalanas Twitter, Blogger y Wordpress, y también en los medios de comunicación donde se supone que la información se verifica y las tribunas pueden ofrecer fundamento. Hay gente que hace años habla de Barcelona sin haberla apenas visitado, caminado o paseado. Seamos bienpensados y consideremos que son personas bien dotadas para el análisis y con una perspicacia digna de admiración.
Manuel Jabois es de quienes pueden opinar porque precisamente no saben o creen que no sabemos que no sabe que no sabe. Otra cosa es que su estilo deslavazado pero de nudo apretado desconcierte o haga creer al lector que la culpa es de su propia limitada comprensión de matices semánticos y de giros de antítesis que juegan probabilísticamente. También hay quien cree que toca muchos temas sin profundizarlos, como si habláramos de un arroz tres delicias. Hace años una profesora experta de literatura del Renacimiento, Pilar Manero, nos advertía en una clase sobre el equívoco y la confusión en que dejan los estilos incomprensibles. Y nos dijo, lo recuerdo literalmente, "si no se entiende, no se preocupen, es que no se explica nada".  
El jugador de "El País" (lo del periodismo se ha convertido en una liga) no habla de ninguno de los tres asuntos que le podrían acarrear desaprobaciones de tirios y troyanos: no habla ni del Islam ni de Cataluña ni del turismo que tanto propicia que hayan focos atractivos para el terrorismo. Dirán algunos que no saben siquiera si están o no de acuerdo con lo que dice, pero está claro que precisamente lo que consiguió el periodista es hacerse un buen lugar entre los que detestan a la derecha y todo lo que tenga que ver con la derecha. 
A estas alturas ya se empieza a hablar, desde bastante más a la izquierda, de donde se regurgitaron boots sobre un taxista marroquí poco más o menos, que el ataque proviene del mismísimo Ministerio de Interior. Ya tenemos pues reunidos los temas que nos acompañan desde los atentados de 2004, teoría conspiranoica incluida.
**
Otro peligro de estos días es no lo que podríamos llamar "escribir en caliente" sino aceptar como fiable cualquier dato. Por ejemplo, el martes la plataforma digital anónima Dolça Catalunya, se hacía eco de una crónica del corresponsal Marco Imarisio en el Corriere della Sera, en la que se decía que Younes Abouyaaqoub era voluntario en pro del independentismo. Esa crónica fue modificada posteriormente, cuando yo acudí a leerla, porque ponía que era "favorebole". Si nos fijamos en el artículo de Imarisio veremos que fue publicado el 21 de agosto y modificado el 22. Y ayer el periodista italiano  publicó el siguiente tuit"I never wrote or suggested in my article that the terrorist was a member or close to the Catalan national assembly. He was a "yes" fan."  Sin embargo, en la entrada de Dolça hay como una captura de pantalla del texto donde se indicaba lo del voluntariado El tuit es de las 14:17  y la crónica fue modificada a las 14:47. He hecho una captura de la captura de Dolça Catalunya, aunque no creo que la hagan desaparecer. 
Me pregunto si hay alguna posibilidad, más allá de las capturas de las capturas de poder revisar el historial de un texto y de que sea público, tal y como por ejemplo se ofrece en Wikipedia a usuarios avanzados (es decir, "registrados"). Entre el periodismo líquido y el periodismo volátil, ya no sabe una a qué atenerse. Tengo la sensación de que cada día más, cuando leemos una noticia además de los cinco w y una hache que presiden la profesión periodística cada día nos tenemos que plantear más preguntas sobre los intereses de quien la difunde, su fiabilidad, la fuente, etcétera. Me imagino a los lectores de la prensa digital capturando pantallas a diestro y siniestro con la rapidez de un videojugador o un sexador de pollos duchos.



Graffitti - Carrer de l'Espaseria (Fotografía: Marta Domínguez Senra)


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La Torre del Besós

stos días estoy caminando mucho, aunque la xafogor no acompaña. Ayer estuve por el barrio de Sant Martí y la Platja de Llevant. Después de la Platja de Llevant hay un cercado contra el espigón para playa para perros. Y después hay un largo descampado también cercado y esa zona que precede al Parque del Fòrum que resulta poco acogedora, como un tránsito en el que han levantado una pasarela de tres puentes, peatonal y extraña, que conduce al otro lado de la Ronda de una forma que hace pensar que no aprendimos nada con la Plaça de les Glòries. 
Últimamente me doy cuenta de lo mal cuidadas que están las transiciones entre los espacios urbanos que se van arreglando y abandonando. Pasear, que es a lo que a veces aspiro más que a caminar, no es viable cuando no hay por delante un trecho ancho y largo. Ayer recordaba aquel paseo que hice hace unos 3 o 4 años entre la casa de Sorolla en Madrid y el Jardín Botánico, siempre amparada por la sombra de los árboles y eso en pleno mes de julio. 
La imagen de hoy me sorprendió ayer en mi ruta. Es una de las torres de agua en Barcelona, y parece ser la mayor. No sé qué altura alcanza el depósito modernista de Catalana de Gas (1906), que está inventariado y que actualmente cuenta con una función "defensiva". La Torre de les Aigües del Besòs es de 1880 y está situada en Sant Martí de Provençals, bien cerca de la playa de Llevant. Tiene 303 escalones y se puede visitar por la mañana. Ambos depósitos son Bienes Culturales de Interés Local.
*
Sería por el calor o por la sorpresa, pero ayer el depósito del Besós (*) me recordó un campanario medieval, y si se me exige ser sincera, me recordó Sant Climent de Taüll.

Foto de móvil. Torre de les Aigües del Besòs

________
(*) 
"Descripció La Torre d'Aigües de Macosa: es troba ubicada a la plaça de Ramon Calsina, al barri de Sant Martí. Es tracta d'una torre de planta circular construït en maó ceràmic massís que queda a la vista. La torre està dividida en quatre parts separades entre elles per una cornisa formada per varies anelles superposades. El nivell inferior té el mur decorat amb uns grans arcs cecs i unes bandes llises que recorren tot el mur; a la part inferior d'obren algunes portes d'arc de mig punt i ulls de bou. El següent tram, el més llarg de tots, té la mateixa decoració mural i a més s'obren finestres d'arc de mig punt i ulls de bou. El tercer nivell és el que es correspon amb el dipòsit d'aigua, que té capacitat per 12.000 m3 d'aigua; aquí es troba el mateix tipus de decoració i obertures però també hi ha una escala exterior realitzada amb volta catalana que s'aguanta en mènsules metàl·liques. L'últim tram, el més petit, té el parament llis i en lletres metàl·liques es pot llegir "BESOS." La torre està coronada per una cornisa i un mur que fa de tancament al terrat que té al centre una petita construcció circular amb teulada cònica que guarda l'escala. A l'interior de la torre hi ha una escala helicoïdal amb contraforts de volta catalana. 
Adossada a la torre hi ha la Casa de les Vàlvules que és de planta basilical, sense absis, i la teulada a dues vessants. El material de construcció és el mateix que el de la torre i a l'igual que la decoració mural, a base de bandes llises, però aquí desapareixen els arcs cecs. En els extrems curts s'obre una gran finestra d'arc de mig punt per banda. El costat llarg oposat a la torre és la façana principal; la porta, de grans dimensions, és d'arc de mig punt i queda emmarcada per dues pilastres amb la mateixa decoració de bandes llises que la resta de murs. Tot l'edifici està coronat per una gran cornisa." (Patrimoni Arquitectònic Català)

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19.8.17

De Saskia a Maudie

"El model de Rembrandt era Sàskia, la seva dona. S'havien 
casat just dos anys abans que l'holandès la pintés sota 
la forma de la princesa de qui s'havia enamorat Zeus. 
Rembrandt estimava Sàskia, i els quadres d'aquesta època  
reprodueixen l'harmonia de la seva felicitat. Així és el 
de la deesa Flora, una pintura que també és a 
l'Ermitage. Perquè Rembrandt creia, com Caravaggio, 
que l'autèntica bellesa es troba a la naturalesa. I 
ell en tenia el model, viu i estimat, a la 
vora. Tant es així que, en morir Sàskia als trenta anys 
per culpa de la tuberculosi, el pintor es tornà més 
tenebrós i amargat. I passà angúnies 
econòmiques perquè els burgesos de l'època 
preferien l'exaltació mítica a la realitat sense 
pal·liatius de la vida. De ben segur que no 
podien entendre, tampoc, que Dànae se sentís 
captivada per un raig de llum en lloc d'una pluja d'or."
Montserrat Roig, L'agulla daurada

a historia de "Maudie" (Aisling Walsh, 2016) recuerda en cierta manera a la de otra pintora folk norteamericana, Grandma Moses (1860-1961). Pero la artritis de Anna Mary R. Moses empezó cuando tenía 76 años y fue al dejar las labores de aguja por lo que se inició en la pintura. Maud Lewis (Maud Dowlewy) (1903-1970) padeció una fiebre reumática juvenil y su cuerpo se fue deteriorando en la forma en que se puede apreciar en muchas fotos que de ella hay en internet. Sus dedos se fueron retorciendo como un tronco de vid, y sin embargo se puede decir que toda la vida pintó. Y el dolor reumático nos recuerda al de otra pintora, Frida Kahlo, ésta sometida a las secuelas de un accidente brutal hasta su muerte.
La película que se proyecta estos días en los cines sitúa lo que fue el entorno en el que vivió durante su madurez y vejez, en un pueblo de Nueva Escocia en Canadá que ahora cuenta con unos 2000 habitantes. Se ve que la principal cosecha en Digby es la de vieiras (Argopecten irradians), que allí se conocen como sea scallop. La cabaña de la imagen se cuenta en la película que fue trasladada desde cerca del muelle hasta donde se ve en la fotografía en blanco y negro por 7 bueyes. Años después, en 1996, se llevó a la Art Gallery of Nova Scotia en parte por suscripción popular
Desde la película se podrían tomar varias ideas: sobre el matrimonio, sobre el arte y sobre la discapacidad (ahora denominada diversidad funcional). El matrimonio, el arte y la discapacidad, todo, tienen mucha diversidad funcional si bien lo pensamos. Y hasta trampas, pero ese es otro tema. No podemos perdernos en eufemismos ni en semánticas, lo que nos impresiona es que la vida de Maud Dowley ilustra que se puede ser feliz pintando en láminas de contrachapado escenas naíf, con un marido huraño, un clima duro y un entorno nada adaptado. De hecho, después de ese panorama, los matrimonios convencionales, los maridos empalagosillos y el arte consabido y resabiado se nos hacen hueros, falsos, desvaídos e inconsistentes. 



Se ve que la época en que Rembrandt tuvo a Saskia de modelo le proporcionó un gran éxito. No me queda claro de qué ciudad fue burgomaestre el padre de Saskia, pero me resulta laberíntico para mi imaginación pensar en que la hija de uno de nuestros alcaldes fuera retratada por nuestros pintores y eso sin ser sometida en Twitter a todos los zarandeos propios del lugar. La Dánae de Rembrandt  nos parece una obra cumbre de la historia humana y sin embargo por lo menos a mí me habla de unas nociones desconocidas sobre la felicidad. Si no fuera por su innegable calidad pictórica me resultaría como un cromo o peor, porque un cromo en cierta manera "sabe" (es un decir) que es un cromo. 
Con los ojos y las manos de Maudie nos parece poder aceptar la belleza que nos rodea y los trabajos que nos impone el entorno. Los elementos de la naturaleza, los animales domésticos y salvajes, los árboles que atrapan en sus hojas tanta luz, no me son tan extraños como el Barroco más místico. Me propongo sin embargo visitar la exposición de Giorgio de Chirico en CaixaForum. A ver, la metafísica.
Pintura de Maud Lewis (1903-1970)

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13.8.17

Plumas negras

osiblemente uno de los mejores anuncios publicitarios que yo he podido ver después del de los pavos de Fiat es el de Chanel para su perfume Coco, de 1991. Es obra de Jean-Paul Goude. En él Vanessa Paradis está en una jaula columpiándose, como un pájaro, y silba "Stormy weather" (con la ayuda de Kurt (Curro) Savoy, nuestro jienense internacional Rey del Silbido). Un gato de angora la desea. La escena sale de foco y aparece empequeñecida en una habitación donde se ve la jaula, el gato y una botella de Coco Chanel sobre una mesa camilla vestida de verde hierba oscuro. En el suelo una pelotita roja (*). A la derecha una ventana que asoma a la plaza Vendôme, reconocible por la columna y las borrosas mansardas que se distinguen al fondo. Una mujer vestida de Chanel acaba de matizar con su lánguida elegancia la atmósfera glamurosa, en la que se produce un enrarecimiento por la penumbra, la sobrecarga eléctrica de la tormenta, el magnetismo del gato, su suavidad, la atracción por Vanessa Paradis y tantos elementos, que parece mentira que 30 segundos congreguen tantos significados. La película está en la web de Chanel
No he conseguido identificar las plumas que lleva Vanessa Paradis en su tocado del culo. Si son de Euplectes progne (Obispo colilargo, en inglés "Widow bird" o pájaro viudo o viuda), que tiene unas timoneras bien largas, harían falta unos cuantos ejemplares para un solo tocado, cosa que descarto. No son plumas de marabú, que son muy suaves y peluchiscentes, más propias para el cabaret y las fiestas de despedidas de solteros. No son de pavo. Ni tampoco de gallo, algo tornasoladadas incluso cuando son negras. Podrían ser de faisán y teñidas de negro. Dejo el tema pendiente de elucidación. No son un detalle mínimo.
La plaza de la Vendôme es el summum del lujo y representa la Restauración. En la plaza se encuentran además de una boutique de Chanel las joyerías de Alfred y Louis Cartier, Joseph Chaumet, Mauboussin, Aldebert, Alfred Van Cleef y Salomon Arpels, René Boivin, Gianmaria Buccellati, Tecla, Audemars Piguet, Poiray, etc. La botella emblemática de Chanel está inspirada en la plaza octogonal.
La boutique de Chanel está al lado del Ritz, que es donde parece que está hecho el anuncio. Incluso podríamos creer que está hecho en la actual suite Chanel, donde la modista vivió 34 años. Durante la Résistance se dice que pudo mantenerse allí a salvo gracias a su relación con Hans Gunther von Dincklage. También se dice que Edwina Mounbatten, de quien hablábamos ayer, tuvo una relación con Nehru.
*
Sigo con mi lectura del libro de divulgación científica de Michio Kaku y leo algo que me resulta muy sugerente:
"Si los recuerdos humanos se guardasen secuencialmente, como en una cinta de ordenador, sería necesaria una capacidad de almacenamiento enorme. De hecho, en el futuro, los sistemas de almacenamiento digital podrían copiar este truco del cerebro, en lugar de guardar los datos de forma secuencial. Por ejemplo, los recuerdos emocionales se conservan en la amígdala, pero las palabras se almacenan en el lóbulo temporal. Por su parte, los colores y otra información visual se recogen en el lóbulo occipital, y el sentido del tacto y el movimiento residen en el lóbulo parietal. Hasta ahora, los científicos han identificado más de veinte categorías de recuerdos que se preservan en distintas partes del cerebro, entre las que se encuentran las frutas y las verduras, las plantas, los animales, las partes del cuerpo, los colores, los números, las letras, los sustantivos, los verbos, los nombres propios, los rostros, las expresiones faciales y diversas emociones y sonidos" (El futuro de nuestra mente)
Este hilo de investigación sobre la integración de los recuerdos es lo que a mi entender da algo de sentido a la asociación de elementos dispares en el anuncio que hoy traje. Es un homenaje a Coco Chanel pero también es un homenaje a su obra. Y de hecho explica en parte cómo trabajan los narradores, con estímulos a veces fantasmagóricos que vienen de diferentes impulsos que solo encajan secuencialmente en un texto o en una secuencia de un relato. 

Anuncio de Coco (Jean-Paul Goude, 1991)

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Ese motivo de la pelotita roja abandonada momentáneamente es un motivo que no resulta nuevo. Lo recuerdo en una viñeta de Wolf Erlbruch. También me trae a la memoria la manzana desechada en "La alegoría de la fe" de Vermeer.
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Hibisco chiffon

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12.8.17

La luna en un charco






al vez los únicos días del año en que me es posible disfrutar de algo parecido al completo silencio son las fechas centrales de agosto. Si no fuera por el frigorífico, claro, que zumba entre estertores pero que va a sobrevivir otro verano. Temprano advertí el reflejo de la luna en un charco del patio. Su brillo mortecino dejaba caer un temblor blanco sobre las rasillas de abajo y mi terraza. Los reflejos de la luna solo los vemos algunas personas. No porque seamos mejores ni peores.
Ayer escribí un post que me salió largo y eso habiéndolo recortado, esquilmando de aquí y de allí todo lo que a otros ojos pudiera ser secundario. Pero había como una sinfonía de elementos que reclamaba la anchura y el sosiego de una novela. Mientras me dedicaba a evitar tocar una infinidad de temas pero salvar el principal, el de la repoblación y orwellización del Turó de la Peira, le tenía puesto a Pepe -mi canario- un vídeo con más de una hora de trinos. Y es que lleva cosa de 3 meses que no canta. Lo normal en cualquier otra ocasión hubiera sido que respondiera al estímulo. Y sin embargo incluso podría decirse que ni lo oyó. Él no lo oyó pero yo me movía con ese fondo entre los datos que me acuciaban desde internet y la necesidad de acabar el post para abandonarlo por otras tareas. 

También acudía a mi recuerdo la decisión de no perder más tiempo en Instagram. Por la mañana advertí que uno de mis escasos seguidores me había plagiado una idea. Lo malo es que además él tiene muchos seguidores y su fotografía pronto se cobró 141 me-gusta, mientras que la mía (la original) apenas había cobrado 12. Tendré más ideas, pero no las dejaré por ahí para que el primer desaprensivo se aproveche. De vez en cuando me enojo al pensar que mi trabajo no obtiene fruto alguno o, si soy justa, muy poco. Podría admitir que el hombre tiene su mérito al haber ido conquistando su audiencia, que eso es trabajo también, pero de momento me siento frustrada.


De la misma manera que me abismé esta mañana en la contemplación de la luna en su reflejo, pienso en cómo al ver "Viceroy's House" (Gurinder Chadha, 2017) de alguna manera podía tener disponible un buen trozo de la historia de la India, Pakistán y el imperio británico cómodamente sentada en la butaca de un cine. En mi post de ayer tuve que elegir unos elementos muy determinados para lograr un resultado algo caótico, por lo tanto me hago cargo de las dificultades de la cineasta inglesa para situarnos su trama. Se sirve de alguna manera del mismo recurso que "Upstairs, downstairs", serie setentera sobre los “felices 20” que transcurría a dos niveles, el del servicio y el de los amos. En nuestra televisión se emitió como "Arriba y abajo". Este eje vertebra un poco la historia de manera que la actividad de la planta baja, con 500 criados hindús, musulmanes y sijs, contrasta con la de la planta noble, donde residen Louis Mountbatten, el último virrey de la India, su esposa Edwina y su hija. Las visitas de Gandhi, Nehru y Muhammad Ali Jinnah, fundador de Pakistán saben a poco, pero consiguen situar el conflicto que supuso la independencia de India.
"Un fetichismo colonial con el membrete de exquisitez de una megaproducción de la BBC –cada pieza de cubertería parece elegida con la obsesiva precisión de un comisario de museo- envuelve, pero no camufla, las ingenuidades de una simplificación del juego de tensiones a través de las voces de la servidumbre y el desaforado sentimentalismo de un clímax que confunde intensidad con aspaviento. Levantada sobre una paradoja ideológica esencial, El último virrey de la India ofrece un generoso material para psicoanalizar la herencia de amor/odio que el Imperio británico dejó en la psique de una cineasta procedente de una familia golpeada por la cesión de territorio indio a Pakistán."
"En la que es de lejos la película más ambiciosa de su filmografía, Gurinder Chadha acierta con el tono didáctico en la narración de los hechos (añadiendo, incluso, terribles imágenes de archivo), facilitando que hasta el más lego en la materia entienda perfectamente lo que sucedió en aquel convulso 1947 y dejando que sea el propio espectador el que juzgue las actitudes de Nehru y Jinnah, principales artífices de la división del país. Pero, si como lección de historia el filme funciona impecablemente, no lo hace tanto en su vertiente dramática, centrada en una especie de trasunto de Romeo y Julieta entre un criado hindú y una criada musulmana que no podría ser más tópico y que resulta perfectamente prescindible."
La más ajustada me parece la de Luchini. Podremos verle muchos defectos a la película, pero no podemos olvidar la dificultad de referirse a un día, el 15 de agosto de 1947, en el que confluyeron tantos factores -entre los cuales no fue el menor el maquiavelismo de Churchill, para salvaguardar los intereses de Gran Bretaña tras tres siglos de dominación del subcontinente indio. La India no es un "tema" fácil. En la India se hablan cosa de 500 lenguas y no me refiero a lenguas cuya distancia es la que hay entre el español y el catalán o el gallego. Lenguas. En muchas localidades en vez de palomas hay pavos reales. En el último Majā kumbhamela de Praiag (Allahabad), ciudad en la que por cierto nació Nehru, esta peregrinación al Ganges congregó 71 millones de personas. No sé como comprobar fácilmente lo que voy a escribir, pero dudo que ni las peregrinaciones a La Meca ni a Santiago de Compostela, ni a Roma ni a Jerusalén atraigan ni una ridiculísima parte de lo que atrae cada doce años el kumbhamela mayor, el que cierra cada 12 años el ciclo de peregrinaciones menores.
Gurinder Chadha, tal y como apunta Luchini acertadamente, procede de una de las familias que se tuvo que movilizar a consecuencia de la extravagante frontera que trazó Churchill en el Indostán, para dividir el subcontinente en dos naciones, una de mayoría musulmana y otra de mayoría hindú. 14 millones de personas abandonaron sus hogares a ambos lados de la raya. Y yo que me puedo ahogar en un día como el 20 de septiembre de 1977, cuando murió en un atentado a "El Papus" el portero, que vivía en mi barrio, ¿cómo no voy a ser clemente con el estrambote de Chadha?
Es cierto que la historia de amor entre Aalia (musulmana) y Jeet (hindú), a quien ya conocíamos por su papel en "Un viaje de diez metros" (Lasse Hallström, 2014), está cargada de tópicos, y que distrae un poco del tono al que podría haber aspirado la película. Al final, si se me permite la comparación gastronómica, queda como una pizza capricciosa, en que hay un gran atractivo visual pero nos sabe a poco cada elemento por separado. La luna no cabe en un charco.
Lo que más me gustó de la película si debo ser sincera fue la BSO.


 "Viceroy's House" (G. Chadha, 2017) 

(C) SafeCreative 1708123278069 (2022: 2212172888142)

11.8.17

Repoblación

"La ‘Merche’, como la ha bautizado
el teniente de alcalde de Cultura, Jaume Collboni, 
es una suerte de Cobi con una melena fucsia, una
estatua de Colón tatuada en el brazo, un crucero en el escote
y un teléfono móvil en la mano. “Por su cara, podría ser una chica de Nou Barris”, ha 
apuntado el edil socialista durante la presentación del cartel de la fiesta mayor
de Barcelona, firmado por el diseñador Javier Mariscal en el 25º aniversario 
de los Juegos Olímpicos. Es la primera vez que la Mercè 
repite ilustrador. El padre de Cobi ya firmó el cartel en 1987, bastante 
antes de dar vida al símbolo olímpico".  ("El Periódico")

a el pregón de Javier Pérez Andújar para las Fiestas de la Merced de 2016 tuvo mucha polémica. Y el cartel de este año de Javier Mariscal ha levantado críticas entre las fuerzas vivas de la CUP (por la imaginería de Colón, los autobuses turísticos y la cosa olímpica). También ha conseguido el rechazo entre las jóvenes asiduas de nuestros centros cívicos porque no se identifican con la Merche, que es muy choni para entendernos. El post de hoy no puede acometer en toda su complejidad ni siquiera la vida de una calle de un barrio barcelonés, como si fuera la Rue del Percebe. No es sencillo. La transformación de Barcelona en los últimos 25 años es un tema que desbordaría doscientas tesis, aunque tal vez por eso se podría despachar en un par de frases o tuits. En mi opinión el cartel de Mariscal resume una generación, es festivo y además me alegra que se le haya dado  una segunda oportunidad de dar imagen a la ciudad. Su Cobi es de las pocas mascotas que se recuerdan y eso a pesar de los años que han pasado desde que se puso en circulación. Y no creo que ningún perro pueda ser identificado con Cobi, pero Cobi es ese perro que plasma lo esencial.
*
Hay dos posts perdidos e irrecuperables en este blog. Uno se perdió en el traslado de *A la flor del berro al Álbum del tiempo y era sobre las casa tradicionales japonesa y romana, en donde el jardín se halla en la parte de mayor intimidad en vez de situarse en la parte más visible a las visitas.  El segundo post era más reciente, con dos fotografías de lo que quedaba de la calle donde yo jugaba de niña. Hice un par de fotografías que al final no publiqué y que en mi último desastre informático desaparecieron para siempre jamás de este mundo. Son irrecuperables. 
*
Hay una frase que se le ha atribuido ya a muchas personas que viene diciendo que "la nostalgia ya no es lo que era", que es el epítome de lo que da de sí la melancolía. 
*
La fotografía de hoy es un collage que encontré en internet ya hace tiempo. Muestran el mismo punto de la calle Aneto, en el Turó de la Peira. En la foto antigua se ve bajo el toldo lo que fue o luego sería la tienda de Bolsos Turó, que durante muchos años era tienda y vivienda (*). El siguiente establecimiento era un cine y después estaba la portería del número 22, que es donde vivía mi familia. Por la época de la imagen vivían Pedro Barreiro y Magdalena Barreiro, que eran hermanos. Habían venido de Santiago de Compostela. Don Pedro fue sacerdote y director de la Escuela Nacional Ramiro de Maeztu. Encontré su rastro en un blog pero creo que no le hace justicia: 
"El director del nois era un capellanot amb sotana i barret d'aquells rodons, movent-se per l'escola com un rei pel seu reialme. Una de les normes de l'escola és que diumenge s'havia d'anar a missa i dilluns havíem de dur un comprovant conforme ho havíem fet, crec que es tractava del full dominical del dia." 
Tengo explicado que mi padre y Don Pedro jugaban a las cartas y que mi padre le hacía trampas, de manera que el cura se enojaba y su hermana les decía "Un día os han de llevar hombro con hombro", como quien dice que los llevarían a la comisaría a prestar declaración por desorden público. Primero se murió Don Pedro y por su relación con la Iglesia se le hizo un sitio a su hermana en la clínica que aún tienen las Hermanas Hospitalarias en el Paseo Universal, donde por cierto murió mi padre gracias a la sanidad concertada. Para poder acomodarse allí le tuvo que dejar un canario que tenían a mi madre, pero nadie recuerda su nombre. Magdalena no se adaptó o no quiso adaptarse a estar allí porque hay que decir que es sobre todo una clínica mental y con enfermos bastante severos. Volvió a Galicia. 
Todo eso fue más o menos por la época en que yo nací, así que no puedo decir mucho más, pero sí puedo decir que aunque el post de Carme Martín es una joya también hay que decir que cuando se refiere a Pedro Barreiro lo hace desde una perspectiva —como no podría ser de otra manera— actual y desde su punto de vista. En aquella época el sistema educativo no era más doctrinario de lo que lo es en la actualidad. Al contrario, yo diría que por lo menos en aquel entonces éramos conscientes de estar asimilando dogmas mientras que hoy en día no hay esa percepción a pesar del caudal de ideología que se les mete a los niños. No hace falta poner ejemplos. El detalle de la hoja dominical me parece muy improbable: no teníamos para pan e íbamos a tener para peras... 
Me da pena que lo único que quedase de él por lo menos aquí en la blogosfera fuera ese párrafo, por eso me decido apostillar. Por lo tanto, sin el ánimo de hacerme con la última palabra ni mucho menos explicaré que según me explicó mi madre en el momento de su muerte se lamentaba de irse con las manos vacías. Y no porque se quisiera llevar algo de este mundo al otro, sino porque no tenía nada que presentar de lo que hubiera podido hacer entre los vivos, que creo que fue mucho. Que Dios los tenga en su gloria, a Pedro y Magdalena Barreiro.

Podría sucumbir a la añoranza y recrear esa encrucijada de calles. También podría esbozar lo que es ahora ese mismo punto en el espacio. Tal vez es más fácil recordar que explicar. El solar que había delante de casa estuvo muchos años tapiado y en él jugaban los niños. Luego se construyó la parroquia de Fátima, que sucedió al local primero en la montaña. Actualmente a pocos metros se encuentra una iglesia evangélica y un centro islámico. De hecho ese centro islámico podría señalarlo en la otra imagen de la foto nueva, en la esquina donde se ve un hueco tapiado. Más arriba, subiendo en la dirección en la que camina un hombre, hay ahora un restaurante pakistaní. Me produce una enorme pereza referirme a todos los cambios que ha experimentado el barrio, aunque no dudo de que pueda tener su interés para alguien. En general se podría decir que se han juntado la muerte de muchos de los antiguos habitantes, el desplazamiento a barrios mejores por otros, y la venida de bolivianos, pakistaníes y dominicanos, etcétera. Que yo sepa en el Turó de la Peira no hay turismo.
Según la estadística (**) hay muchos más bolivianos que dominicanos y sin embargo hacen mucho menos ruido, cosa que en la tabla como es natural no consta. Parece que al proceso urbano opuesto a la gentrificación (aburguesamiento) de un barrio se le conoce como tugurización. Tampoco es que me parezca un término muy adecuado o justo. Al fin y al cabo cuando el Turó de la Peira era un barrio obrero "uniforme", con familias de 2 y 3 hijos, repleto de tiendecitas, bodegas y colmados, no había ni iglesia ni ambulatorio ni parque. La iglesia, la piscina municipal y el colegio público llegaron cuando el barrio estaba empezando a perder su población original aunque nada más fuera por ley de vida, porque los jóvenes se casaron y se fueron. Sin embargo, ahora que el barrio tiene una población que podríamos creer que es más pobre, resulta que hay más limpieza municipal, más árboles, más mantenimiento, un centro cívico, un ambulatorio, dos iglesias, una línea de autobús, una estación de metro, un centro de día para la deshabituación (osea un centro de  metadona) y pronto habrá hasta un Mercadona. Ambas circunstancias (***) dan pistas sobre el consumo de drogas y de víveres que nos ahorran más explicaciones y nos disculpan de cualquier estudio prospectivo y realista. Propiamente no se puede hablar de tugurización en Barcelona ya que el Ayuntamiento se hace cargo de lo que urbanísticamente condiciona el nivel de vida aparente e iguala (más o menos) a todos los barrios.
Las estadísticas demográficas tampoco hablan del gran número de cuidadoras que cada día sacan a pasear a las ancianas que aún pueden salir a dar un paseo. La mayoría son sudamericanas.
Cuando los barceloneses vamos a Nueva York nos sorprendemos de lo viejo que es el metro y de lo diferentes que son los barrios en todo aquello que aquí disfrutamos sin apenas advertirlo, tan uniformemente y con tanta marca de RSC (Responsabilidad Social Corporativa) Barcelona que hasta molesta un poco por orwelliano
*
Si tuviera que referirme a dos momentos claves en la historia del Turó de la Peira (además de la aluminosis y la repoblación) uno sería el funeral por el conserje de "El Papus", víctima del atentado terrorista de la ultraderecha poco claro del 20 de septiembre de 1977. Nuestro mossèn si no recuerdo mal se llamaba Joan Tolrà  e hizo una ceremonia a la que acudió tanta gente que se quedaron fuera la mayor parte. Pero ya no tenía el hombre muy bien la cabeza y salió la misa un poco desatinada. Me acuerdo de que alguien dijo que es que cuando la guerra lo habían tenido colgado boca abajo mucho tiempo y que era por eso. Le costó años conseguir tener una parroquia decente, que al final se construyó con el dinero del vecindario y supongo que con algún empujoncito final del arciprestazgo. Muchos años ofició misa en un local muy modesto que pertenecía al Ramiro de Maeztu precisamente, al pie de la colina que da nombre al barrio (Turó de la Peira). Si alguien me preguntara, yo diría que a lo mejor Mossèn Joan no estaba tan perturbado pero que el caso le afectó mucho o le removió recuerdos que lo alteraron. Hay que decir que el Interviú sacó la foto del cuerpo destrozado a doble página, y aún no estábamos acostumbrados a la brutalidad gráfica. Eran los tiempos del destape pero que yo sepa no se había visto aún material fotográfico a todo color de tal naturaleza.
El atentado produjo una gran conmoción porque nunca nos había pasado nada o creíamos que no pasaba nada. A esa conmoción apelo para marcar un momento en el tiempo. Hubo un antes y un después. Por lo menos para mí.
El segundo momento clave fue la inauguración de la plaza Olof Palme el año 1992. En realidad creo que se inauguró dos veces, como suele ocurrir en Barcelona, una de cara a algún comicio (para la foto) y otra la de verdad. Las circunstancias del asesinato de Olof Palme el año 1986 nunca se aclararon porque parece ser que detrás del magnicidio del socialdemócrata sueco había un burdel o así, y que el Primer Ministro en definitiva tenía negocios turbios. El crimen prescribió en principio el año 2011, a los 25 años, pero parece que se intenta reabrir. Pasqual Maragall, que todo el mundo sabe que era alcalde de Barcelona el año 1992, con la plaza dejó muy clara su posición al respecto. Lo que pasa es que cuando finalmente tuvimos una plaza en el barrio ya no había niños. Tuvo que pasar un tiempo hasta que vinieran las fértiles emigrantes a repoblar la Escola El Turó (antes Colegio Madrid).

Foto de internet. La fotografía antigua podría ser de F. Guilera
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(*) La dueña se llama Pilar y debe de tener ahora 70 años. En los ochenta o tal vez antes se fue a La Verneda. Creo que ahora la tienda está en Manso, núm. 76 (barrio de Sant Antoni) y la debe de regentar la nieta. Me hace pensar que es el mismo negocio el hecho de que el diseño gráfico, su color y el nombre de la tienda son los mismos o muy parecidos. La foto que ofrezco hoy podría ser una postal de F. Guilera, que hizo algunas fotos del barrio entre 1959-1960 y alguna se puede encontrar todavía en Todo Colección. Por razones que creo que no hace falta explicar el nombre del toldo está enmascarado. La foto está coloreada, con lo que no es difícil pensar que añadió esa máscara para no hacer publicidad o por discreción.
(**) Fuente: Ayuntamiento de Barcelona (Perfil de la població estrangera a Nou Barris i els seus barris. Gener 2016
(***) El ripio de metadona con Mercadona parece cosa de Joaquín Sabina y se me tiene que disculpar.

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Gotas de lluvia

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10.8.17

Hierro

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Dos ramas

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Montserrat desde Collserola

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Dos hojas de algarrobo

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Una manzana

Con el dinero que consiguieron
los americanos del maíz híbrido,
pudieron sufragar la bomba atómica.

Diréis que esto no es poesía.
(Estoy de acuerdo).
Gloria Fuertes

efecto Droste de la imagen es lo que también se conoce como "imagen recursiva", es decir aquella imagen que se incluye en sí misma hasta el infinito. La recursividad es la característica de un proceso que se basa en su propia definición. Hace años que me lamento en silencio de la gran cantidad de quincallería en que se fundamenta el progreso científico y tecnológico incluso hasta caer en el efecto Droste que he introducido nada más empezar.
Hace años pude empezar a leer con alegría e ilusión un libro titulado La vida secreta de las plantasde Peter Tompkins y Christopher Bird. Tal vez la mayoría de la gente está más interesada en la vida secreta de Simon Baker o Kate Moss o su hija. Pronto me decepcioné, porque gran parte del contenido del libro lejos de tratar de lo que yo buscaba, la forma constatable de "sentir" de las plantas, agotaba todas las formas que se habían ensayado para poder registrar la vida que no es posible captar a simple vista. Muchos cables. Pero mucha tecnología, como ya enuncia la tercera famosa ley de Clarke, es indistinguible de la magia. De hecho, en mi caso, tanta matraca en escala armamentística parece como una forma de camuflaje en las tinieblas. Ignoro cual es el porcentaje aceptable. Y con la tecnología pasa lo mismo que con la infografía. Mucha infografía nos hace perder de vista no ya el contenido sino incluso si hay un contenido y si tiene un fundamento. Mucha tecnología nos despista del verdadero objeto del asunto que nos preocupa o nos interesa.
Como gran parte de los personajes que dedican su tiempo a combatir las pseudociencias caen en el solipsismo, poco hará por desenmascararlos añadir que la mayor parte de sus argumentos entran en bucle, cuando no son francamente un paradigma del desprecio y de la ignorancia. En un bucle drostiano además. No se trata de aquel mecanismo por el cual cuando de niños buscábamos "prostituta" en el diccionario para desilusionarnos con la definición "ramera" que nos devolvía en su entrada alfabética correspondiente a la "prostituta" de nuevo. Este ejemplo infantil mucho más elaborado y sofisticado, cargado de complejidad, no nos puede engañar sobre la recursividad de muchos argumentos en los que se encastilla la ciencia pseudocientífica, la pseudociencia científica y la pseudociencia pseudocientífica. Más allá de las leyes de Clarke no puedo dejar de recordar las palabras de la Prof. Maria Antònia Martí Antolín en una clase de Lingüística al referirse a que bajo la apariencia de modernidad a veces se enmascaran auténticas antiguallas retrógradas.
Llegados a este punto podría a) tomar el camino de referirme a cómo los errores son además escalables y van haciéndose con todos los rincones de la sociedad o podría b) tomar el camino que nos abre Michio Kaku, catedrático en Física de la Universidad de Nueva York en su libro de divulgación científica titulado El futuro de nuestra mente, en donde se trata entre otras cosas de la telepatía y la telequinesia. Como ocurría con el libro de la vida secreta de las plantas, este otro remite a muchos aparatos (que si la resonancia magnética, que si los electrodos, que si la electroencefalografía, etcétera), cosa que nos permite ver muchos árboles en el bosque y verlos bien pero que no sé si llega a colmar las expectativas de muchos de nosotros. 
La Neurociencia avanza de forma espectacular y es decepcionante que todo el arsenal que nos muestra Kaku se disperse entre las numerosas enfermedades y trastornos que nos aterrorizan, en la forma de detectar mentiras -por la actividad eléctrica de determinadas áreas cerebrales- y en otras cuestiones aptas para entretenerse un domingo por la tarde en TV2 sin la mala conciencia de perderlo. Me explico: que sea posible meternos en el cráneo chips que generen recuerdos o que nos zafen del dolor no es que sea indeseable, no. La idea de que se perfeccione la detección de mentiras dejaría las pruebas de paternidad gracias al ADN en una actividad jurídica menor. Pero me temo que lo verdaderamente revolucionario sería conseguir pensar o usar la cabeza correctamente. No me estoy refiriendo a habilidades de cálculo propias de certamen mundial, no me refiero al potencial aquel del que tantas veces se habla por el cual podríamos acceder a la plenitud mental y no solo a un magro porcentaje de nuestra capacidad. Nos podríamos conformar con no sucumbir al engaño y al autoengaño y a otras actividades mentales que nos producen sufrimientos y errores.
A veces algunas personas reparamos que los investigadores siempre están pidiendo dinero (cuando Newton con una manzana y poco más llegó tan lejos para su época). Sí que hace falta el dinero, como para todo, pero el dinero no garantiza el rigor ni el vigor de una idea y solo conseguimos una sociedad muy sofisticada y compleja, donde hasta la estupidez es dramática (*).
Este fin de semana Izpisúa, en una entrevista en la prensa generalista, nos dejaba dos titulares 1) la existencia del misterio de la vida o lo que él llama "divinidad" y 2) que hay avances de la ciencia que deben ser consultados a la sociedad. Yo diría que nos podríamos contentar con que la ciencia no actuara contra la sociedad y la vida en la forma en la que se plantea en el poema de Gloria Fuertes tan claramente y sin necesidad de ampliación alguna. La ciencia cura y la ciencia mata. Primum non nocere.

*
Al lado del concepto del efecto Droste y de la recursividad, me parece siempre más atractivo lo que se denomina comúnmente en francés como mise en abyme. En algunos medios se confunden el efecto Droste y la mise en abyme ("abismación"), pero el efecto Droste empuja al infinito mientras que el que yo prefiero simplemente empuja a la profundidad sin fondo. Se suele poner como ejemplo de mise en abyme el cuadro de Las Meninas y su juego de imágenes, sombras y espejos, en lo que no deja de ser un autorretrato  de centro disperso o indeterminado. Prefiero como ejemplo de mise en abyme el Retrato de los Arnolfini (1434) con un espejo que nos revela en miniatura y sobre un su superficie cóncava la imagen de lo que ven los esposos.
Así es como entiendo yo este blog que hoy se queda suspendido en la blogosfera reflejando una parte de una etapa de la Documentación médica pero desde un ángulo del que era tan difícil salir como meterse.

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Publicado simultáneamente en Varium habere
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(*) "El doctor Nicolelis ha demostrado que esta interfaz cerebro-máquina puede implementarse entre distintos continentes. Para ello, coloca a un mono sobre una cinta de ejercicio. Al mono se le ha implantado un chip en el cerebro, que está conectado a internet. En el otro extremo del planeta, en Kioto (Japón), las señales procedentes del cerebro del mono se utilizan para controlar un robot capaz de caminar. Al andar sobre la cinta de Carolina del Norte, el mono controla al robot en Japón, que ejecuta los mismos movimientos. Utilizando únicamente sus sensores cerebrales, y algo de pienso como recompensa, el doctor Nicolelis ha entrenado a estos mono para que controlen a un robot humanoide llamado CB-1 que se encuentra al otro lado del mundo" (Michio Kaku, El futuro de nuestra mente). Sin dejar de lado el progreso significativo de los exoesqueletos y las aplicaciones médicas de la  telequinesis percibo un filo de loca insensatez en el trasfondo de estas palabras.