os dijo el otro día alguien que en la casa de sus padres tienen todo el día puesta la TVG (Televisión de Galicia), y yo le dije que aquí en Cataluña hay gente que no ve otra cosa que TV3. Una de esas personas me comentó el otro día que en TV3 son proisraelís. Le propuse que cambiara a RTVE, donde son total y absolutamente propalestinos (palestinos musulmanes habría que añadir).
La situación de los medios de manipulación masiva es tan pútrida que hasta causa desazón y vergüenza acudir a una de esas bazofias para informarse de algún hecho concreto del que nos ha llegado noticia, a pesar de nuestras prevenciones para no tener apenas contacto con la prensa ni nada que se le parezca. Lo que causa extrañeza no es que los medios estén vendidos o comprados, sometidos, lo que causa extrañeza es que haya quien les conceda crédito alguno.
No tengo simpatía por Isabel Díaz Ayuso, pero me resulta clara la campaña contra ella por el tema de los 7291 fallecidos en las residencias geriátricas de Madrid durante la pandemia de COVID. Que la saquen una semana antes de las elecciones gallegas o una semana despues de lo de Barbate con Marlaska sin dimitir no es casual. No sé si algún día alguien se reconocerá como responsable de lo ocurrido durante la pandemia en las residencias geriátricas, en los hospitales, en los colegios, en Madrid y en toda España.
En algún momento en este modesto blog me referí a la tontería de la "literatura comprometida", que es una etiqueta muy de los setenta, con la que quedaba establecida la adhesión del autor a unos principios ideológicos. Yo abogaba por la "literatura responsable". Es decir por la noción de que si escribes algo tienes que hacerte responsable de ello hasta sus últimas consecuencias. De la misma manera que ahora clamo por la responsabilidad en tantos frentes. La responsabilidad más que la culpabilidad, es un principio del derecho. Con tantas administraciones y tantos carguitos transversales y jerárquicos ya no sabemos nunca quién es el o la responsable de una negligencia o un error o una chapuza. Por no decir nada de las "joint venture" no entre empresas de naturaleza equivalente, sino entre la administración pública y una empresa con la que se hacen coincidir intereses.
Decia el del chiste que un camello era un caballo hecho por una comisión.Y algo de eso ocurre con los resultados del trabajo colaborativo de los xennials, que jamás podrá defenderse bajo el apelativo de "tormenta de ideas", a no ser que a un charco de ocurrencias sin profesionalidad alguna se les pueda atribuir tal condición.
Bajo la confusión del "cambio de paradigma" han aprovechado para colarnos productos amorfos que o son híbridos o no son nada pero cuya falta de forma los hace inasequibles a cualquier crítica. De un libro convencional, de una tesis, de unos zapatos, de una lechuga, esperamos unos estándares. Cuando elaboramos productos amorfos por una comisión, no hay por donde cogerlos y lo mejor es dejarlos abandonados, como se dejan abandonadas esas webs inanes que nadie actualiza y que solo sirven para hacerle perder el tiempo a los ingenuos que buscan en ellas algo que ni siquiera se ofrece claramente.
Michael Leunig
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