30.6.17

El grano de alpiste


"De modo que, aunque a los ingleses les gusta hablar de sus "robles ingleses", lo
 cierto es que los robles que crecen en Inglaterra hoy pasaron
 más del 99%  de los últimos dos millones y medio de años
 en Iberia, y es más exacto calificarlos de "españoles".
Ken Thompson, ¿De dónde son los camellos?



n concurso televisivo nos previene de la cantidad de ADN que hay revuelto en nuestros prístinos orígenes. Se trata de "The DNA Journey".  La puesta en escena recuerda mucho Britain's got talent. La fórmula de los talent shows implica un clímax fortísimo en el plató y exponerse a la sorpresa o incluso el desprecio de los conductores de los programas. La sorpresa es una forma de desprecio, si bien lo pensamos. La actitud de Pepe Rodríguez o de Jordi Cruz están perfectamente de acuerdo con un guion que garantiza una audiencia alta pero que sería inadmisible en otros ámbitos, por ejemplo en la enseñanza superior. Si un profesor de la universidad tratara a sus alumnos como los de Master Chef a sus concursantes, seguramente tendría por lo menos un disgusto y no pequeño.
En "The DNA Journey" el otro día revelaban a un inglés que tenía ADN de Alemania, que es "un cinco por ciento alemán", literalmente. A la sorpresa del concursante, que se creía británico puro, se unió mi sorpresa y mi desprecio, al conectar ideas como ADN y alemán. Tal y como se nos recuerda en "El arca rusa" (Aleksandr Sokurov, 2002), Alemania existe como tal desde hace bien poco, desde 1871.  Así que aunque entiendo que lo que se barajan son "grandes datos" (big data) que identifican ocurrencias territoriales, la audiencia lo que capta a cambio es literalmente una estupidez que relata identidades que no se corresponden con una realidad biológica ni tampoco histórica.  La señora que ha conseguido la exhumación de Salvador Dalí (1904-1989) para demostrar su filiación a través del ADN que quede y no se haya mutado, tiene más garantías de éxito que cualquier afirmación sobre la raza en Europa.
Naturalmente no se me escapa que las alemanas de Alemania tienden a ser rubias y que generalmente, sea por el abuso de las patatas o de las salchichas o de los codillos, llegadas a una determinada edad indefectiblemente ganan peso. Las inglesas tienen una figura más estilizada y eso lo sabemos cuando nos queremos poner algo confeccionado según sus patrones, sean pantalones o blusas. Si en un espacio como un aeropuerto (un no-lugar, como diría Marc Augé) viéramos de lejos por ejemplo un grupo de canadienses, distinguiríamos de lejos los francófonos de los anglófonos por la gesticulación. La forma de expresarse con las manos, mucho más presente en los francófonos, delataría su filiación cultural.
En algún momento de nuestra educación sentimental nos aferramos a un estadio o relicto de nuestro terruño, el que elegimos. Pero el terruño es una organización cambiante, en una constante mutación de sus elementos. Ya lo decía Julio Caro Baroja al intentar presentar en su obra Los pueblos de España, un panorama paisajista de lo que podía haber sido la orografía de no recuerdo qué región. La afirmación de Ken Thompson sobre los robles españoles "ingleses" o ingleses "españoles" sirve para ejemplificar las creencias y las verdades sobre las especies invasoras y de cómo cambia el paisaje dinámicamente. Además de los cambios climáticos y las migraciones, además de esas semillas que viajan a través de distancias inverosímiles y llegan a germinar a quilómetros de su destino, tenemos la mano del hombre, su modificación de la naturaleza.
Se refiere Thompson a cómo los calcetines dispersan las semillas y yo doy fe de la extraordinaria movilidad y motilidad del grano que come mi canario. Un grano de alpiste o un cañamón consigue desplazarse por la casa a pesar de mi empeño en reducirlo. He observado que hay una tendencia, es decir que hay sitios en la casa donde siempre encontraré alguna semilla, como si las condiciones "naturales" o una serie de propiedades del alimento contribuyeran a que se fuera dando tumbos siempre derechito a unos determinados puntos, a pesar de que allí nunca estuvo Pepe ni se le esperase. La "conducta" por así decirlo de las semillas tiene su aerodinámica y casi se diría que una predictibilidad pertinaz. Me figuro que biológicamente las semillas están favorecidas para poder trasladarse por el tiempo y por el espacio, aunque sea entre las plumas de una tórtola turca, a fin de germinar en el momento y en el lugar ideal en otro lugar del continente.
El desarraigo a que nos condena la certeza de la mutación del paisaje y la globalización en mi caso se ve acuciado o intensificado por estupideces como la de "The DNA Journey" o la pseudohistoria del Institut Nova Història. Mi idea de pertenencia a España la construyo cuando oigo en las emisoras radiofónicas nacionales distintos acentos y un idioma más o menos común en el que se habla o despotrica casi siempre de lo mismo. No hay una Administración única, como sabemos. La Sanidad no es igual en Andalucía que en Cataluña, la enseñanza que se imparte en Galicia y en Extremadura no obedece a un modelo único para todo el Estado. La identidad se fundamenta en una Historia y una Geografía que además de que no soportan la maraña de criterios presentistas tampoco aguantarían la presión de un algodón cuando hacemos la mínima prueba. La identidad, esa y otras, se aguanta en la idea de pertenencia a un grupo. Supongo. Y en el sentimiento de utilidad.
Hace tiempo que no puedo descansar en la ensoñación de un terruño arcádico, con unas ovejitas de égloga a las que no les huele el culo. Todo me devuelve un reflejo holográfico, esperpéntico a veces, con sus trazados de autopistas y frases hechas que se asimilan a un Chesterton apócrifo, un Coello fractal ñoño o al agrio Jabois. Las calles de mi infancia ya no existen, la casa de mis abuelos maternos se pudre, han desaparecido mis enclaves del Montseny y los robles de mis primeros viajes a Galicia, mi amor platónico tiene varices y presbicia. Pero no permito que esas pérdidas me definan, al menos en exclusividad. Tampoco me revelo.
"Rara vez tenemos una imagen realmente buena de lo dinámicos e inestables que son el mundo y sus moradores pero, cuando lo logramos, el  resultado es sobrecogedor. Hace poco, investigadores neerlandeses taladraron a más de medio quilómetro de profundidad para extraer testigos de sondeo del altiplano de Bogotá, situado en los tropicales Andes del norte de Colombia. Los granos de polen conservados en estas columnas de sedimentos revelan cómo fue la vegetación en cualquier instante a lo largo de los dos últimos millones de años, y los investigadores hallaron algo extraordinario. Estas fueron sus conclusiones:
El bosque montano y la vegetación de páramo actuales reflejan un "instante congelado" dentro de un proceso largo y dinámico de reorganización casi continua en los elementos florísticos. Esto indica que a la escala temporal del Pleistoceno, las asociaciones de plantas que se observan hoy son efímeras. La mayor parte del registro presenta asociaciones vegetales diferentes."    (¿De dónde son los camellos?)                                                                                                   *
 Qué bonita es la flor de la alcaparra y qué poco me gusta el olor de su encurtido.
Capparis spinosa (alcaparra)
(c)SafeCreative *1706302778713 (2022: 2212172888142)

24.6.17

Más alto

ocas veces suele ocurrirme que a post pasado algo desdice una parte o un dato, como ayer que oí en la radio que lo de la llama del Canigó con la que simbólicamente se encienden todas las hogueras de San Juan en Cataluña (y creo que incluso las de las Islas Baleares) es una tradición ancestral. No, no lo es. Como dije en el post anterior, parece que es del año 1955 y que está inspirada en un poema de Jacint Verdaguer. Esas "tradiciones" falsas se van colando en la educación sentimental de la gente y se llegan a tomar por certezas, a través del mismo mecanismo con el que se van asentando otros relatos supuestamente históricos. En el mismo programa, de Radio Estel, también se decía que sólo se hacían hogueras en Cataluña. 
También el día siguiente de escribir "En un día" leí otro artículo sobre Juan Goytisolo, donde se cita a su hermano Luis para advertirnos de la mala memoria del primero:  "Tanto que Luis Goytisolo, hizo su lectura particular de las memorias de su hermano. Fruto de esa lectura fue una serie de tres artículos publicado en este periódico –‘Acotaciones’- y, años después, su propio volumen autobiográfico, Estatua con palomas. La discrepancia entre los recuerdos de ambos lleva al pequeño de los Goytisolo a concluir que "la tendencia a identificar autor y narrador jugó una mala pasada a Juan", decidido a "reconstruir el pasado desde las convicciones del presente". A decir verdad, con algo de eso -que no he podido contrastar porque no está enlazado ni citado- yo ya contaba. Al parecer la serie se publicó en el suplemento Libros de "El País", el 30 de junio, el 7 de julio y el 14 de julio de 1985. También podemos pensar que Luis Goytisolo adoptó un punto de vista sesgado por su propia situación. La discrepancia de los recuerdos de 1938 a sus 3 años (Luis G.) y 7 (Juan G.) es insondable, para mí lo que cuenta es la enfermedad del padre, la muerte de la madre y la pedofilia del abuelo materno, a la que por cierto siempre se refieren como "pederastia". Y creo que, legalmente, y esto sí que se puede comprobar bien, no es lo mismo pedofilia que pederastia. La primera es con tra niños y la segunda contra menores de edad.
Otra de las lecturas que he disfrutado estos días es la de un libro sobre Yoga que ha publicado recientemente Julián Peragón, que fue profesor mío entre el año 1991 y 1998 si mal no recuerdo. Más o menos. Es un libro que no habla de asanas (posturas), sino que abre un espacio a lo que es propiamente la experiencia del yoga y sus dificultades. También hay en él mucho de didáctica, todo lo cual lo asemeja a El corazón del yoga de T. K. V. Desikachar, que también es en definitiva una reflexión sobre los  Yoga sutra  de Patanjali. Como Julián Peragón lleva unos cuantos años haciendo formación de instructores de yoga, su experiencia es más que notable y le permite ofrecer una visión renovadora de una tradición que sí es milenaria pero que admite rejuvenecer cada día sus fundamentos.
Mi práctica del yoga va avanzando se diría que a trancas y barrancas a causa de la lumbalgia que me dejó un accidente doméstico hace 2 años. Pero no, eso ha sido una ayuda, ya explicaré algún día porqué. Lo que quería explicar hoy es que al lado de mentirijillas como la de la tradición "ancestral" de la llama del Canigó o desencuentros sobre la mala memoria en las familias, tenemos las del atrevimiento. Me encontré también esta semana uno de esos articulitos troceados que se entremezclan en las redes sociales en forma de publicidad: "5 ejercicios efectivos para realizar cuando te está doliendo la espalda" bajo el epígrafe "El Pilates puede ayudarte". 
Antes de ir hacia donde quiero llegar me detengo en hacer dos observaciones: una de orden formal y otra de orden legal. La observación formal es la de que estos artículos troceados en 5, 7 o 10 pasos sospecho que son maneras de hacer más digerible la lectura al lector contemporáneo pero también de medir el tráfico digital. La observación legal es la de que el Método Pilates está registrado como marca mientras que el yoga no lo está. Y no lo está porque hace bien poco la Unesco lo declaró Patrimonio inmaterial de la humanidad y sobre todo porque previamente los sucesores de los maestros de la tradición acordaron que el yoga no se registraba.
Después de haber aclarado ese par de ideas no menores, puedo ya indicar que el artículo de A. López (Adrián López Pérez) es otro más de la infinidad de artículos sobre lumbalgia y el método Pilates (TM) en que en el mejor de los casos la mitad de las posturas -sino todas- son de yoga. El primer ejercicio que A. López titula "Basculación de la pelvis" es el asana conocido como "Puente" o Setu Bandhasana. No queda claro qué es "half chest curl". El cuarto ejercicio titulado "Plancha" es en realidad el asana conocido como "Plancha de delfín" o Makara Adho Mukha Svanasana. El quinto ejercicio propuesto, llamado "el rezo" se llega a indicar como Balasana ("postura del niño"), aunque es una variante. Pero al menos ya se admite implícitamente que es yoga.
Cuando sin embargo veo fotografías como las de los 5 ejercicios efectivos lo que yo veo es jóvenes muy musculados y hasta inflados que adoptan posturas rígidas y de tremendo esfuerzo o una tonicidad que no tienen que ver con el yoga. Me permito decir que el Pilates es un yoga mal hecho, un yoga donde se exhibe potencia y cuerpazo pero donde no se está respirando convenientemente ni se hace una postura bien secuenciada, integrada y equilibrada. El lema olímpico (Citius, altius, fortius, "más rápido, más alto, más fuerte") nos habla de un impulso de superación que se ha llevado a la deformación y por supuesto a las lesiones. 
Todos admiramos a Rafael Nadal pero casi nadie se acuerda de los calambres musculares que le sorprendieron un día por lo menos durante una rueda de prensa. La transformación de la musculatura de Rafael Nadal en los últimos 15 años es todo un ejemplo de lo que supone el entrenamiento deportivo competitivo llevado al extremo. Aunque sobre sus tics y rituales para un saque y demás la prensa nos remite a la concentración (?!), yo más bien hablaría de cómo desconcentra a sus rivales o los fastidia y de cómo no deja de ser un desarreglo nervioso o el efecto adverso de algo que toma para tener en forma su musculatura. Es mi opinión.
El yoga más que la rapidez o la velocidad busca la ligereza, y más que la fuerza busca la resistencia, la estabilidad y otros valores que son ajenos a la violencia. Aunque en los últimos tiempos, tal y como recuerda Julián Peragón en su libro La síntesis del yoga, abundan imágenes de yoguinis que parecen de "Viva la gente" y exhiben un cuerpazo muy flexible y bello con una sonrisa beatífica y unas pulseras muy bonitas, el yoga es interior. La postura se trabaja en la alineación que propone la tradición de la disciplina, o en alguna de las variantes más asequibles, pero es un trabajo interno, de propiocepción, concentración, recogimiento y de estar a gusto con la postura o en la postura. 
Tanto el libro de Desikachar, el hijo de Tirumalai Krishnamacharya, como el de Peragón, nos hablan sin referirse muy explícitamente, de un yoga terapéutico en el que además de hacerse una práctica orientada a "problemas" se admite que haya una práctica con personas con limitaciones más o menos graves, agudos o crónicos, de manera que la práctica se adapta a las personas y no al revés. Se puede decir más alto pero no más claro.


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20.6.17

Mi cara B

ún conservo el disco de Per Sant Joan, con una cara B "Marta", de Joan Manuel Serrat, que se publicó el año 1968. Ese disco lo pedí para mi cumpleaños y ya entonces sonaba nostálgico, no digamos ahora, cuando los preparativos de la hoguera de San Juan nada tienen que ver con los de mi infancia. Tengo entendido que ahora las hogueras se hacen en lugares rigurosamente asignados, que vela por ellas en todo momento si no la guardia urbana alguna brigada de barrio y que todo está controlado y orquestado por entidades vecinales. Por no decir nada de la llegada de la flama del Canigó, una de las "tradiciones" reincorporadas o incorporadas en los últimos años, pero que al parecer procede de la poesía verdagueriana y se inició el año 1955. Aunque yo el año 1968 ya estaba asociada a un grupo escolta (scout) y había un trasfondo catalanista latente del que no era ajena, prometo por la salud de mi canario que no oí hablar de la llama del Canigó hasta hace unos pocos años.
Me interesa más la tradición tradicional, aunque arrastre la retahíla de reinterpretaciones laicistas y mágicas como argumento del escaso fundamento de la celebración cristiana o cristianizada. Y me interesa lo que yo viví y que de alguna manera relata Joan Manuel Serrat: Pels carrers i les places | anàvem de casa en casa | per fer-ho cremar tot aquella nit | de Sant Joan. (*)
Es cierto que unos días antes de la verbena íbamos puerta por puerta pidiendo muebles viejos, maderas, trastos. Los escondíamos en alguno de los solares que teníamos por el barrio, bajo la maleza y donde abundaba desde mayo la cebadilla ratonera. Unas pandas a otras se robaban el tesoro, así que había que ocultarlo y vigilarlo celosamente. Siempre nos pillaban algo y siempre había que apurar en el último día para conseguir más madera. Nunca me compraron bengalas ni cebollitas (también llamadas "tomates") pero sí rasca-rasca (también llamados "triquitraques"), los cuales fueron prohibidos hacia mediados de los setenta porque decían que los niños se los comían. El caso es que también se morían niños en las hormigoneras y sigue habiéndolas.
La gente comía algo de coca de frutas confitadas o de chicharrones, no mucha, y tomaba un cava calentorro que sabía a fogón meado, pero era una fiesta divertida donde no faltaba el baile y la ocasión para formar parejas nuevas. El Señor en su perfecta sabiduría ha permitido que los petardos y todo el material pirotécnico alcance unos precios astronómicos y solo por eso es por lo que quedamos dispensados del estruendo de otras épocas, en los que en Barcelona empezaban a oírse incluso desde mediados de mayo y aún hasta algo después de San Pedro, ya a finales de junio.
Hoy es martes, que es el día de recogida programada de muebles y trastos viejos en una parte de mi distrito, por lo que de regreso a mi casa me he encontrado con alguna pieza interesante, como el escritorio de la foto. Madera de haya. En bastante buen estado, aunque se nota que en los últimos años ha recibido maltratos o el abandono y los cajones necesitarían un mantenimiento porque por la humedad o el calor no encajan bien del todo. El mueble no tiene golpe alguno, calza bien, pero estaba desechado y si no lo ha recogido alguien acabará en el camión del Ayuntamiento a eso de medianoche.
He observado que antes de pasar el camión municipal pasan rusos, gitanos y todo género de grupos organizados que pasan con furgonetas y que rápidamente se hacen con lo que les interesa. Hará un año y medio pasé un día cerca de las Dominicas. Habían tirado fuera de plazo una mesa metálica de despacho como las que tanto abundaron en los años setenta y un archivador también metálico gris claro de 3 cajones. Estaban nuevos. Pues un chatarrero subsahariano, de los que llevan un carro de supermercado y allí van echando todo el metal que encuentran, a golpe de maza dejó la mesa y el archivador en su mínima expresión hasta convertirlos en algo transportable, no sin trabajo pero a mi entender con una pericia destacable. Me pareció una lástima, porque la mesa estaba nueva y el archivador también. Pero hay tanto de todo...
La cara B de "Per Sant Joan" es la primera canción que Serrat dedicó a una mujer. Luego llegaron, aunque no precisamente en este orden, Lucía, Penélope, Edurne, Irene, Helena, Malena, etc. Y sobre todo aquella cuyo nombre sabía a yerba.


(c) SafeCreative *1706202654117 (2022: 2212172888142)
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(*) "Por las calles y las plazas íbamos de casa en casa para hacerlo quemar todo aquella noche de San Juan".

18.6.17

En un día

"Cuando leo libros de historia, la seguridad
impertérrita con que sus autores establecen lo ocurrido hace
milenios me produce una invencible sensación
de incredulidad. ¿Cómo es posible reconstituir un pasado remoto si
incluso el más reciente aparece sembrado de tantas
incertidumbres y dudas?
La opacidad  del destino de una buena parte de mi familia
es una perfecta ilustración para mí de la impotencia
en descubrir y exhumar al cabo de pocos años la realidad tangible de lo que
ha sido"
Juan Goytisolo, Coto vedado

uando en el año 1985 apareció la primera autobiografía de Juan Goytisolo se decía que no dejaba espacio ni para la hipocresía ni para el exhibicionismo, cualidades que a mitad de su lectura ya puede certificar. Sorprende, al lado de la ausencia de algo tan habitual en las autobiografías -algo que se confunde con lo característico de tanto como abunda- la ausencia también total de alguna alegría. La única caricia es la del abuelo pedófilo, Ricardo Gay. Aunque discurrían los años de la guerra y la postguerra para Coto vedado, aunque la madre fuera víctima de un bombardeo y el padre estuviera encamado por pleuresía, extraña no encontrar ni un resquicio para algo cómico. Y aunque estoy a mitad del libro ya sé que no lo encontraré. No hay concesión alguna a la piedad, ni se castiga ni se justifica ni por supuesto se perdona. El ángulo desde el que Juan Goytisolo aprecia su vida es de una gran seriedad, casi huraño. 
Tan acostumbrados estamos al abuelismo de la literatura y la política de los últimos 40 años que resulta excéntrico que un autor nos hable en la reconstitución de su historia vital de un abuelo negrero y de otro pedófilo, y de cómo su núcleo familiar se acomodó al franquismo. Además lo fácil o lo socorrido hubiera sido regodearse en los episodios de la cría de covayas en los días de más penuria, o en la pena por la pérdida brutal de su madre, Julia Gay, o en los abusos sexuales de Ricardo Gay.
Un poema de Rafael Calero cuenta la historia de Julia Gay, madre de los Goytisolo, que murió el día 17 de marzo de 1938 en uno de los múltiples bombardeos que la aviación italiana hizo sobre la ciudad de Barcelona en aquellos días: 
Este poema nace en marzo
de 1999.
Viajamos en tren hacia Granada.
La radio anuncia la muerte del Poeta.
La poesía es una autopista de peaje.
Algunos días más tarde
leo estos versos suyos
Donde tú no estarías
si una hermosa mañana con música de flores
los dioses no te hubiesen olvidado.

1938, diecisiete de marzo.
Julia vive en Viladrau
pero hoy se encuentra en Barcelona,
donde ha ido a comprar unos regalos
–un libro, un caballo de madera,
quizá unos caramelos–
para la festividad de San José.
Es mediodía de un día
que se despoja poco a poco del invierno,
que se llena de luz mediterránea.
Julia está junto al cine Coliseum,
en el Paseo de Gracia.
Las calles hierven de vida.
A lo lejos se oye el ruido siniestro
de los aviones fascistas,
cada vez más cerca.
De repente, el estruendo mortal
de las bombas asesinas.
Los regalos quedan en el suelo,
teñidos de rojo y tristeza,
y la tarde da paso a la noche
que es oscura y silenciosa y terrible.
Pienso en la mujer, en la madre.
Trato de comprender la angustia del marido,
el miedo del niño,
el odio del poeta.
Pero no lo consigo.
Imagino el último beso de sus labios,
el color de sus ojos
en las tardes de otoño.
Huelo su piel: agua fresca y jabón.
Leo en mi libro
tu figura erguida contra el cielo y la espuma
y anoto al margen
el dolor habita en el rincón más oscuro de la memoria.
Y cierro el libro
El poema de Calero toma unas palabras del que escribió José Agustín Goytisolo, "Cercada por la vida: "Donde tú no estarías si una hermosa mañana con música de flores los dioses no te hubiesen olvidado". 
El marido tomó al acabar la guerra una interna aragonesa y como se llamaba Julia le dijo que a partir de ese momento se llamaría Eulalia, medida que es fuera de toda duda comprensible, como comprensible es que el hermano de Juan Goytisolo le pusiera Julia a su hija y escribiera "Palabras para Julia", que es un final más feliz y no es "abuelista".
Los historiadores, especialmente los que no aman la precisión como Juan Goytisolo, se imponen incluso sin aceptarlo la posibilidad de silenciar lo que no les gusta o les incomoda (cosas que asimilamos a lo de llamar a la Julia minyona "Eulalia") o bien conducirnos a la confusión por liarnos con nombres parecidos o idénticos para asimilar disparidades y refinamientos del tiempo y presentismos. Creo que en Barcelona es más característica la hipocresía que el exhibicionismo.
*
La autobiografía de Marguerite Yourcenar, que dedica un 30% del total a sus ancestros, página arriba o página abajo, y retrocede al siglo XIII si no recuerdo mal, elude muchos temas y figuras, pero también tiene el sabor de la autenticidad que rezuma Coto vedado. Pienso que la excursión de la escritora por la Baja Edad Media hasta el momento de su nacimiento es un elemento muy llamativo porque ocupa muchas páginas. Tal vez su genealogía había sido objeto de estudio mucho tiempo, habida cuenta de que -otra vez "si no recuerdo mal"- la madre de la escritora murió en el alumbramiento o tras el alumbramiento. Pero pretender buscar respuestas en el pasado (la historia) es tan disparatado o difícil como pretender aclarar las cosas aquí y ahora. Requiere una honestidad intachable, la modestia de reconocer que nuestros recursos son insuficientes, el reconocimiento de que solo podemos participar añadiendo algo más de confusión con nuestra supuesta claridad. Las peores autobiografías de mi biblioteca son las que pretenden cristalizarse en una versión de los hechos, la que da una imagen conveniente del autor. Y eso es una mezcla de hipocresía y exhibicionismo.
Cuando hemos sido testigos de algún suceso que luego aparece en la prensa nos sorprende lo alterada que está no ya la verdad sino la realidad. He leído críticas de cine que me han hecho pensar en que era imposible que el autor y yo hubiéramos visto la misma película. Algo que en el teatro se podría justificar en las morcillas, pero muy difícilmente, en el cine es imposible: siempre veremos la misma proyección  a no ser en casos excepcionales.
*
Recuerdo estos días un átlas de geografía, gran formato, que mirábamos incansablemente mi hermano y yo. En aquellas grandes hojas se extendían mapas de todo el mundo, banderas y hasta algunas cifras. Las cartas náuticas me resultan apasionantes, aunque no entienda en ellas gran cosa aparte de la silueta del litoral. La costa a veces yo la veía al revés, como quien contempla un ajedrezado alternativamente desde el lado negro lleno de blanco y no desde el lado blanco, lleno de negro. Yo veía la tierra como lo que era el espacio secundario, siendo los mares y los océanos, los ríos también, el agua en general, lo que realmente definía la geo-grafía. 
Por aquel tiempo coleccionamos otro tipo de álbum, de cromos, que se llamaba "Vida y color", con imágenes de anatomía, fauna, flora y razas del mundo. Era un bonito conjunto de ilustraciones en las que se desplegaba solo una pequeña parte del reino natural y antropológico, pero suficiente para respaldar la maravilla y lo plural de lo singular.
*
Según las cifras oficiales de la Generalitat de Catalunya en los bombardeos de Barcelona entre el 16 y el 18 de marzo hubieron 875 muertos ¿Por qué se arriesgó Julia Gay a ir a ver a sus padres con lo que había? Podia haber esperado en Viladrau a que pasaran los peores días: 
"La mañana del diecisiete de marzo de 1938, mi madre emprendió el viaje como de costumbre. Salió de casa al romper el alba y, aunque conozco las trampas de la memoria y sus reconstrucciones ficticias, conservo el vivo recuerdo de haberme asomado a la ventana de mi cuarto mientras ella, la mujer en adelante desconocida, caminaba con su abrigo, sombrero, bolso, hacia la ausencia definitiva de nosotros y de ella misma: la abolición, el vacío, la nada. Resulta sin duda sospechoso que me hubiera despertado precisamente aquel día y prevenido de la partida de mi madre por sus pasos o el ruido de la puerta, me hubiese levantado de la cama para seguirla con la vista. Sin embargo, la imagen es real y me llenó por algún tiempo de un amargo remordimiento: no haberla llamado a gritos, exigido que renunciara al viaje. Probablemente fue fruto de un posterior mecanismo de culpa: una manera indirecta de reprocharme mi inercia, no haberle advertido del inminente peligro, no haber esbozado el gesto que, en mi imaginación, habría podido salvarla.
La evocación de la espera frustrada de su regreso, la creciente ansiedad de mi padres, nuestras idas y venidas, en busca de noticias, a casa de los tíos o la parada de autocar del pueblo es mucho más fiable. Dos días de tensión, angustia premonitoria, insoportable silencio, visitas a los tíos, sollozos de Lolita Soler, sucesivas versiones musitadas en la habitación de mi padre hasta aquella triste festividad de San José en la que, reunidos los cuatro hermanos en la escalera exterior que descargaba en el jardín, tía Rosario, interrumpida a veces, débilmente, por Lolita Soler, nos habló del bombardeo, sus víctimas, ella, sorprendida también, heridas seguramente graves, conduciéndonos poco a poco, como a ese toro recién estoqueado por el diestro al que la cuadrilla empuja hábilmente a arrodillarse para que aquél culmine su faena con un limpio y eficaz remate, al momento en que, con voz ahogada por las lágrimas, sin hacer caso de las protestas piadosas de la otra, soltó la inconcebible palabra, dejándonos aturdidos menos a causa de un dolor exteriorizado inmediatamente en llanto y pucheros qu por la incapacidad de asumir brutalmente la verdad, ajenos aún al significado escueto del hecho y, sobre todo, su carácter definitivo e irrevocable
Cómo ocurrió su muerte, en qué lugar exacto cayó, adónde fue trasladada, en qué momento y circunstancias la reconocieron sus padres es algo que no he sabido nunca ni sabré jamás. La desconocida que desaparecía de golpe de mi vida, lo hizo de forma discreta, lejos de nosotros, como para amortiguar con delicadeza el efecto que inevitablemente ocasionaría su marcha, pero adensando al mismo tiempo la oscuridad que en lo futuro la envolvería y haría de ella una extraña: objeto de cábalas y conjeturas, explicaciones incompletas, hipótesis dudosas, indemostrables. Había ido de compras al centro de la ciudad y allí le pilló la llegada de los aviones, cerca del cruce de la Gran Vía con el Paseo de Gracia. Una extraña también para quienes, pasada la alerta, recogieron del suelo a aquella mujer ya eternamente joven en la memoria de cuantos la conocieron, la señora que, con abrigo, sombrero, zapatos de tacón se aferrraba al bolso en el que guardaba los regalos destinados a sus hijos y que días después, éstos, con trajes teñidos de negro como imponía entonces la costumbre, recibirían en silencio de manos de tía Rosario: una novela rosa para Marta; obras de Doc Savage y la Sombra para José Agustín; un libro de cuentos ilustrados para mí; unos muñecos de madera para Luis, que permanecerían tirados en la buhardilla, sin que mi hermano los tocara."
Dipòsit digital de documents de la UAB. Familia Goytisolo-Gay

"La Vanguardia" (17-3-1938)
"La Vanguardia" (18-3-1938)


(c)SafeCreative *1706182635175 (2022: 2212172888142)

16.6.17

L'ou com balla | 2017

Ca l'Ardiaca - SafeCreative *1706162625578

Casa de l'Ardiaca - SafeCreative *1706162625578

Catedral de Barelona - SafeCreative *1706162625554

Catedral de Barcelona - SafeCreative *1706162625547

Església de Santa Anna - SafeCreative *1706162625530

Església de Santa Anna - SafeCreative *1706162625523

Museu Frederic Marès - SafeCreative *1706162625516

11.6.17

We are walking in the air

We're walking in the air 
We're floating in the moonlit sky 
The people far below are sleeping as we fly 

onocí la canción We are walking in the air a través de la versión de George Winston en su álbum "Forest". Luego he sabido que era la banda sonora original de una película de dibujos animados que se proyectó en los ochenta. "The snowman" es la historia de la amistad de un muñeco de nieve y un niño. A su regreso de una aventura en la que incluso vuelan por el aire, el hombre o muñeco de nieve se derrite, cosa que no puede ser más triste y que nos recuerda como todo se disuelve o desintegra hasta que lo que parecía más real y entero apenas deja trazas de haber existido.
El jueves encontré en Llibre Solidari, en su puestecillo en la estación de Sagrera, un ejemplar de Es usted un mamífero, de Álvaro de Laiglesia. Tal vez hoy en día se le recuerda más como director de La Codorniz que como el autor de más de una treintena de libros. El titulado Dios le ampare, imbécil alcanzaba ya allá por el año 1974 12 ediciones. Yo recuerdo claramente que era un autor que en efecto siempre tenía un enorme éxito de ventas y era muy reeditado, en ediciones de bolsillo o en ediciones como la que compré por dos euros el jueves, en tapa dura y con una sobrecubierta de Enrique Herreros. Aún queda gente que se acuerda de los magníficos carteles cinematográficos que había hecho Herreros para los estrenos en la Gran Via. José Luis Borau, Nati Mistral, Luis García-Berlanga, José Luis Garci. Son inolvidables sus ilustraciones del Quijote, también. 
Álvaro de Laiglesia murió con solo 59 años de edad, el año 1981, hace casi 36 años. Su humorismo está emparentado con el de Jardiel Poncela o Miguel Mihura . Como no he leído a Fernando Vizcaíno Casas no puedo asegurar si en el autor valenciano no había algo de sus predecesores, más allá de lo ideológico. La fotografía de hoy es el punto de libro que incluía mi compra, que para mi sorpresa es un autógrafo del escritor con una dedicatoria a la anterior propietaria del libro. La expresión del novelista me recuerda toda una época, en la que aún se sonreía con los ojos sinceramente y había un cierto optimismo que iba emparejado también a una música jovial, llena de entusiasmo y energía. 
El libro está formado por un conjunto de relatos, el primero de los cuales se titula Muerte de otro viajante, pero no tiene mucho que ver con la obra de Arthur Miller, aunque también está implicado un seguro de vida. La mezquindad o codicia de la familia del viajante también representa toda una época, en la que se pensaba lo necesario que era el dinero para salir adelante. Pero está claro que lejos de caer en la crudeza realista pongamos que de Pérez Galdós, Laiglesia usa el humor blanco y establece unos diálogos donde nadie se arroga la verdad o la integridad ni nadie se escandaliza o se ofende. Da mucho que pensar que incluso los escritores con fama al cabo de pocos años pueden ser olvidados.
Me da un poco de pena haber encontrado el libro de Laiglesia tal vez por el traspaso de su propietaria Concha P. de Sánchez, y pensar que nadie ha sabido valorar el punto de lectura autógrafo. Pero no es peor que cuando se derrite un muñeco de nieve.


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Post espeso

"Nunca digas de este agua no he de beber"

ntre ayer y hoy he podido leer la entrevista a Fernando Savater en "El Español" y "Goytisolo en su amargo final". Leí a Goytisolo cuando era lectura obligatoria en la secundaria y a Fernando Savater más adelante, por interés o debería decir con curiosidad. La coincidencia en el tiempo de dos de las agonías de dos intelectuales, cuando en una de ellas asoma la viudedad y en la otra la impotencia y la eutanasia, y en ambas el ateísmo, me produce una cierta pena. El titular de la entrevista es muy desafortunado en el día que llegaba repatriado el cadáver de Ignacio Echevarría a Las Rozas:  "Desde que murió mi mujer, si un terrorista me mata me hará un favor". Naturalmente pienso que en esa afirmación el filósofo no se nos ofrece como víctima en sacrificio. Sería un sacrificio inútil. No sirve. Hay en su afirmación desdén. Y no quiero que su desdén me lleve a mí a otro desdén, o al mismo desdén. Si yo hubiera sido su mujer, por otra parte, creo que no me habría gustado que mi viudo me guardara memoria de esa manera. Esa actitud lejos de halagarme me avergonzaría.
Goytisolo por su parte habla de deterioro físico y cognitivo, de no gastar los escasos recursos que le quedaban para podérselos dejar a sus tres ahijados. Su deterioro se nos hizo patente en la entrega del Premio Cervantes, el año 2015, cuando acudió con un traje que no parecía a tono con el homenaje ni con la etiqueta, pero que inspiraba la misericordia que dictaba su probidad como escritor y ver su cuerpo abatido por los años o por lo que fuera. En realidad, desde mi completa ignorancia, pienso en que más que del deterioro físico y cognitivo al que me referí al principio del párrafo, habría que hablar de deterioro psíquico o espiritual. Acabo de encargar su primer libro autobiográfico, Coto vedado (1985), en el que me gusta pensar que no hay sombra ni de confesión ni de exhibicionismo o vanidad. Esa condición me convence. Esa victoria sobre el exhibicionismo y la vanidad se desluce por la derrota ante el sufrimiento, por la actitud un poco como de ploramiques (cat. "quejica", "quejumbroso").
Leo una contribución que escribió Goytisolo en "El País" cuando el 2001 le dieron el mismo premio Cervantes a Francisco Umbral, "Vamos a menos". Para lo que es el contenido, escrito maravillosamente, el título aún es bastante suave. Pero todo él destila una acritud que nos habla de las rencillas literarias en nuestro país. Dentro de lo que podríamos llamar ese "género" la perla -en mi opinión- es otro artículo en "El País" de Terenci Moix sobre Camilo José Cela, de 1998, "El Nobel, en la letrina". Diré que al menos se gana nuestra comprensión, cuando el Nobel se había pasado 300 telediarios y 90 pueblos con la homosexualidad.
Fernando Savater es agnóstico más que ateo y considera la religión, tal y como trascribo de la entrevista que le hizo el otro día Anna Grau (además de "la cocaína del pueblo") algo "predemocrático":
"Las religiones vienen todas de mundos predemocráticos. Entonces, muchos de sus preceptos sencillamente no tienen nada que ver con la democracia. En una casa planeada para estar iluminada con velas de pronto llega la electricidad. Las casas todavía iluminadas con velas son el mundo de la religión. Y la electricidad es el mundo de la democracia. Entonces, ¿queremos velas? Sí, siempre que no interfieran la posibilidad de utilizar la electricidad. Y si hay que elegir entre las dos cosas, elegimos la electricidad."
Seguramente muchas veces Juan Goytisolo tuvo razón, también la tiene infinidad de veces Fernando Savater, como la tuvieron Francisco Umbral y su padrino, y también Terenci Moix. Los únicos escritores con los que me he reído han sido además de Cervantes y Gerald Durrell, Camilo José Cela y Terenci Moix. Y eso deja mucho agradecimiento. De lo demás, de las ideas que en algún caso han defendido o blandido unos y otros, no me meto. Todo puede ser en algún caso comprensible. Todo menos robar o matar, aunque se dirá que incluso robar y matar pueden tener en algún caso excepcional una buena razón. Nunca diremos "de ese agua no he de beber".
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Las alternativas a la religión que se están dando en democracia son peores que la religión.


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10.6.17

Post crudo

"¿Por qué no habla? ¿Por qué no se hace oír?, me preguntan
 con creciente insistencia en las cartas que recio de lectores
 desorientados por las continuas polémicas surgidas en
 torno a mí y a mi trabajo. He pensado en estas preguntas
 cuando hace un par de semanas me entregaron en Cascia
 el premio internacional Santa Rita “por haber sembrado
 en el mundo entero –así decía- a través de la fuerza
 seductora de la palabra la cultura del amor y del perdón”. 
Me pregunté cómo es posible, si en mi libro se
 perciben estos valores, es posible que se cree alrededor
 de mi persona, tal clima de odio y desprecio, como
 para que algunos de mis amigos me aconsejen que
 me marche de Italia ¿Qué es lo que no ha funcionado? ¿Dónde
 está la falta de comunicación por la que a un mensaje de prístina
 claridad se le ha dado la vuelta transformándolo, sin más, en lo contrario?
Susanna Tamaro, El aliento quieto

l mes pasado escribí sobre el tratamiento que recibe la información en medicinas complementarias en Estados Unidos y en España. Elegí los elementos básicos para contrastar como se trata el asunto desde las autoridades sanitarias de un país y de otro y lo hice para rescatar la idea de que la mejor manera de impedir el fraude era integrar las terapias alternativas en los sistemas de información en la manera en que se hace en los principales recursos que se ofrecen a los consumidores o a los usuarios de la sanidad, también a los agentes. El contraste con el trabajo del Observatorio OMC es tan marcado que nos arroja a la desazón y al fastidio. Alguien ha comparado la labor de este observatorio, que denuncia pseudoterapias e intrusismo, con el de una nueva inquisición, recordando aquella actitud a la que siempre parecemos estar dispuestos en estas latitudes.
Que la OMC albergue una página que lejos de cumplir una función informativa o formativa, se arrogue una función hostil, me parece desacertado. Tal vez la OMC en su papel de lucha contra el intrusismo se vea legitimada para desacreditar el bazar de las alternativas sanas a tantas enfermedades como se padecen, pero sería mejor en mi modesta opinión informar, con todo el rigor y la sencillez posible, de los abusos que puede haber (incluso en la medicina convencional). En este caso, como en otros, la mejor defensa no es un (buen) ataque sino una actitud constructiva. La página del Observatorio a la que me he referido al principio nos mezcla un poco todo y el reiki y la hipoterapia ocupan un mismo lugar indefinido y algo difuso en sus infografías, al lado de medicinas tradicionales milenarias como los son el Ayurveda (que aún se imparte en más de 500 universidades de la India) o la Medicina China, que además de la consabida acupuntura incorpora una farmacopea (más allá de la fitoterapia) que solo podemos señalar que es inmensa, prodigiosa y muy precisa. Hay terapias en las que las redes sociales y los escepticémicos se han encarnizado bastante, singularmente la homeopatía. Por todo ello y por mucho más, que no es el tema de este post, se puede decir que un documentalista más que encontrarse con información sobre las terapias complementarias, con lo que se encuentra es con una agria polémica, con una controversia que no avanza, que se encona en los consabidos argumentos pretendidamente científicos, con poca formación y mucha deformación.
Mi post obtuvo mucha difusión a través del muro en Facebook de una médica cirujana que muchos años ha practicado la homeopatía y que últimamente se ha iniciado en la llamada terapia neural. Sin embargo, para mi sorpresa, las reacciones a través de los conocidos emoticonos eran muchas veces de enojo, como si el post fuera contra las terapias alternativas. Y esto ocurre muchas veces, los lectores de Facebook leen someramente, responden a estímulos muy primitivos y su comprensión es tosca, no pasan de reaccionar a ideas muy rudimentarias y con colores primarios.
También, tal y como acabo de leer en el libro que cito de Tamaro, a veces la falta de comprensión o la hostilidad viene de la mala fe. Lamento profundamente haber tenido que llegar a esa conclusión que deja tan poca esperanza para nuestro progreso. Hay gente con mala fe, con una agresividad que les hace tergiversar y pillar las cosas por una arista que las hace brillar por el lado oscuro, que era precisamente el que no buscábamos. Son personas que han desarrollado el talento de retorcer cualquier planteamiento por simple que sea. Y con ello ocultan que en realidad no nos están ofreciendo algo a cambio. De hecho, si nos sentáramos a su lado podríamos ver claramente lo rutinario que les resulta esperar a que pase un argumento para zancadillearlo. Me recuerdan a un grupo de adolescentes que vi una vez en mi barrio, cerca de un centro de ciclos formativos creo que de grado medio. Había nevado y estaban apostados en una esquina que desciende por una bajada muy inclinada y con un ángulo bastante cerrado. Esperaban a ver resbalar a las personas que bajaban por allí desde la salida del metro. Me alertó su atención y adiviné que habían dejado de reír a la espera de su próxima "víctima", que era yo. Me arrimé a la pared y fui dando pasitos cortos mientras con la mano derecha extendida me iba enganchando a la cubierta rugosa. Y no sin dificultad fui avanzando. La señora que iba detrás cayó y desde el grupo de los muchachos salió una risotada general y gutural como un rugido con hipo que me arreboló.
He conocido muchas situaciones en las que se me provocaba. Es lo que en lenguaje taurino se llama "entrar al trapo", esto es, caer en una provocación y hacerlo irreflexivamente. A veces creo que con todo lo pusilánime y tancredista que nos parece Mariano Rajoy, en muchos casos evita las provocaciones que por ejemplo le extienden desde el gobierno de Cataluña (a falta de otros argumentos). Cuando mencionan los tanques, vieja figura de tan usada ya emética. Y, siguiendo con el lenguaje taurino, a veces se exige del escritor y del político una suerte de porta gayola que no tiene sentido, o una gaonera.

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5.6.17

Los "años perdidos"

"Toleration is the greatest gift of the mind; it requires the same effort 
of the brain that it takes to balance oneself on a bicycle" (*)
Helen Keller

Cada año por Pascua de Pentecostés pongo en mi muro de Facebook un enlace a un vídeo donde Lola Flores baila una sevillana rociera con la que participó en una película de Carlos Saura ("Sevillanas", 1992). La pongo cada año pero nunca he obtenido un solo "me gusta". Interpreto que no gusta. A los que podrían estar predispuestos por su fe en el Rocío les choca que por toda música se ofrezca un tamboril y una flauta, que es la música genuina. Tal vez el vídeo pasa desapercibido, tal vez Lola Flores no sea atractiva entre mis seguidores. Creo que en esa secuencia de apenas 3 minutos la Faraona despliega todo el saber de una tradición y su genio, siendo cualquiera de los dos ingredientes descomunal. El vestido de la Flores es una fuerza de la naturaleza comparado con el que es considerado el mejor vestido del cine, el vestido divino que llevó Keira Knightley en "Expiación" (Joe Wright, 2007).
*
En general creo que mis "mensajes" no siempre llegan con la intención con la que los envío. Decía Pilar Miró que "Lo característico del hombre contemporáneo es su capacidad para pensar una cosa, decir otra, sentir otra y hacer otra distinta". Seguramente algo de eso hay en la respuesta que todos obtenemos a nuestras afirmaciones, porque las capas que las envuelven (pensar, decir, sentir y hacer) se rozan a veces con una fricción irritante. Sean nuestras capas o las que mezcla quien nos escucha o lee.
*
El esfuerzo al que se refiere Hellen Keller nos habla de un equilibrio que representa con toda exactitud un afán en el que se llega a un cierto descanso. Cuando conseguimos ir en bicicleta sin pensar en mantener el equilibrio, es cuando podemos pedalear con tranquilidad, naturalidad y disfrute. Y eso sirve para la bicicleta, para la tolerancia y para casi todo. Vencer el temor y rebasar todo lo que exige un esfuerzo en el que no acabamos de confiar es la clave.
*
En la pedagogía se establecen ejercicios que ayudan a descubrir las propias habilidades. Es decir, por ejemplo un ejercicio como el "Vals de los palillos chinos" (Chopsticks waltz)  o el "Inés, Inés" para guitarra además de que tienen valor musical van abriendo el camino y el aprendiz va haciendo manos. Es inevitable que los niños y quienes aprenden a tocar un instrumento pasen por esos ejercicios. Nada nos disculpa a los vecinos de oírlos. Solo podrían substituirse por otros parecidos, alternativa que resultaría ociosa y tal vez odiosa.
*
Cuando se habla de la vida oculta o los "años perdidos" de Jesús de Nazaret para referirse a los 18 años de los que no hay rastro, se corre el peligro de creer, pensar, decir, sentir que había algo secreto. No sé si estuvo o no en la India, estoy tan dispuesta a pensar que sí como que no. Lo más probable es que estuviera estudiando en la sinagoga, que aprendiera los Salmos y que ayudara en la carpintería a su padre. Y lo más normal.
*
Lo de los "años perdidos" también suena un poco a aquel melodramático "te entregué mi juventud".
*
La buena educación siempre ha sido útil para los casos irreductibles. Cuando se duda y cuando la convivencia entre lo que se piensa, se puede decir, se siente y debemos hacer puede ser incomportable, para esos casos y para cuando nos encontramos con gente difícil, es para lo que está la clásica buena educación, una etiqueta básica.
*
El año que viene, si Dios quiere, volveré a poner el vídeo de la sevillana rociera.

Hellen Keller


(*) La tolerancia es el mayor don de la mente; requiere el mismo esfuerzo por parte del cerebro que lo que implica mantenerse en equilibrio sobre una bicicleta

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1.6.17

Post 1527: Alibabá y Gulliver

ace un par de meses estuve por El Coll y pasé cerca de La Bruguera, hoy Centre Cívic, pero que había alojado el taller o las oficinas  de una de las editoriales más importantes de Barcelona. Como Salvat llegó a abrir en su época de expansión sucursales en Sudamérica. Un documental de Carles Prats emitido hace poco en TV3 nos recuerda las historietas, pero la factoría también editó colecciones de clásicos infantiles y juveniles, novelitas del Oeste de Marcial Lafuente Estefanía, Corín Tellado y libros de bolsillo de la literatura universal.   
Cuando el año pasado para el pregón de las Fiestas de la Merced se invitó a Javier Pérez Andújar, que nos brindó unos minutos deliciosos sobre la literatura de kiosko y demás, inconcebibles sin la existencia de nuestra Editorial Bruguera y sus tebeos o colecciones como Heidi, que ilustra el post de hoy. Las sobrecubiertas se deben a Francisca Gallarda Garós, que falleció en septiembre de 1971 y que también hacía recortables para niñas. Era característico de esta colección y de la de Historias selección un lomo en que a modo de tejuelo había unos dibujos con los protagonistas de las historias contenidas. Todos estos libros para niños y adolescentes tenían el texto adaptado y cada cierto trecho dos ilustraciones a toda página, en blanco y negro. Se podía hacer una doble lectura, o alternarlas. Es decir, se podía seguir la historieta solo con la versión ilustrada o bien se podía hacer una lectura convencional o se podía hacer la doble lectura.
La industria de Francesc y Leopold Bruguera, hermanos, es un modelo o un ejemplo empresarial que probablemente muchos consideran periclitado. Se trabajaba muchas horas, los trabajadores tenían 5 pagas extras y podían conseguir sobresueldos si se llevaban trabajo a sus casas, y los propietarios entregaban a las familias de los trabajadores que se morían un millón de pesetas, según se cuenta en el documental (se entiende que en plena vida laboral). Pongamos que sería por los años 60-70 del siglo pasado.
En mi infancia me junté con muchos libros. Tanto a mi hermano como a mí nos gustaba mucho leer. El marido de mi madrina nos pasó una colección de su época que no bajaba de unos 20 volúmenes. Siempre nos regalaban libros en fechas señaladas y cuando yo tuve un accidente de tráfico a los 9 años recibí muchos libros de Enid Blyton, de la Editorial Bruguera (muchos de Sissí, que a mí no me gustaba), del Capitán Trinquete (Ediciones Toray), etc. Mi historia preferida era la de Gulliver y lo sigue siendo. El pregón de Pérez Andújar entronca con la canción "Qualsevol nit pot sortir el sol" de Jaume Sisa.
No he leído los western de Marcial Lafuente Estefanía, pero sí alguno de Zane Grey que me recomendó mi amiga la escritora Teresa Pous. Tampoco he leído Corín Tellado, que ya mencioné en este blog por lo prolífica que fue. Como dijo Proust en su "Elogio de la mala música":

"Detestad la mala música, no la despreciéis. Se toca y se canta mucho más, mucho más apasionadamente que la buena, mucho más que la buena se ha llenado poco a poco del ensueño y de las lágrimas de los hombres. Séaos por eso venerable. Su lugar, nulo en la historia del Arte, es inmenso en la historia sentimental de las sociedades. El respeto, no digo el amor, a la mala música es no sólo una forma de lo que pudiéramos llamarla caridad del buen gusto o su escepticismo, es también la conciencia de la importancia del papel social de la música. Cuántas melodías que no valen nada para un artista figuran entre los confidentes elegidos por la muchedumbre de jóvenes romancescos y de las enamoradas. Cuántas "sortijas de oro", cuántos "Ah, sigue dormida mucho tiempo", cuyas hojas son pasadas cada noche temblando por unas manos justamente célebres, mojadas por las lágrimas de los ojos más bellos del mundo, melancólico y voluptuoso tributo que envidiaría el maestro más puro —confidentes ingeniosas e inspiradas que ennoblecen el dolor y exaltan el ensueño y que, a cambio del ardiente secreto que se les confía, ofrecen la embriagadora ilusión de la belleza. El pueblo, la burguesía, el ejército, la nobleza, así como tienen los mismos factores, portadores del luto que los hiere o de la alegría que los colma, tienen también los mismos invisibles mensajeros de amor, los mismos confesores queridos. Son los músicos malos. Este irritante ritornello, que cualquier oído bien nacido y bien educado rechaza nada más oírlo, ha recibido el tesoro de millares de almas, ha guardado el secreto de millares de vidas, de las que fue inspiración viviente, consuelo siempre a punto, siempre entreabierto en el atril del piano, la gracia soñadora y el ideal. Esos arpegios, esa "entrada" han hecho resonar en el alma de más de un enamorado o de un soñador las armonías del paraíso o la voz misma de la mujer amada. Un cuaderno de malas romanzas, resobado porque se ha tocado mucho, debe emocionarnos como un cementerio o como un pueblo. Qué importa que lascaras no tengan estilo, que las tumbas desaparezcan bajo las inscripciones y los ornamentos de mal gusto. De ese polvo puede elevarse, ante una imaginación lo bastante afín y respetuosa para acallar un momento sus desdenes estéticos, la bandada de las almas llevando en el pico el sueño todavía verde que las hacía presentir el otro mundo y gozar o llorar en éste.
Marcel Proust, Los placeres y los días

Sobrecubiertas de la colección Heidi por Francisca Gallarda Garós

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