2.8.21

Queriendo querer

 
iempo atrás escribí Pudiendo querer, un divertimento, y ya ha llegado el momento de escribir "Queriendo querer", aunque se vea lejos el Queriendo pudiendo (por mucho que se diga que querer es poder). Aunque nuestra vida diaria está acribillada de obligaciones es natural que acabemos asumiéndolas sin concederles toda la atención o sin darles más crédito del necesario. Cuando no puedo dibujar pienso en dibujar, miro como dibujante e imagino composiciones o estudio las sombras. Creo que no me he podido desembarazar de escribir todo el día, como si mi pensamiento se grabara en una forma gramatical y emitiendo frases con lo que excreta. Me acuerdo del subtítulo de un libro de Pinker sobre Neurolingüistica, "cómo crea el lenguaje la mente", que tanto indica que la mente crea el lenguaje como que el lenguaje crea la mente.
La ilustración de hoy es un diseño de Adolf Priante Vidal, un artista que vive en Valldoreix y que muestra en su página web una gran diversidad de técnicas (gravado, óleo, dibujo con grafito, acuarelas, dioramas, esculturas, libros modificados, etc.) Tal vez los retratos son su contribución más ingente pero a mí lo que más consiguió atraer la atención al visitar su sitio fueron los libros modificados y los cuadernos de artista. La "libreta ataúd" me recuerda algo a Joan Brossa, del que por cierto hay un retrato en el taller de Priante. Me resulta admirable ─por no decir envidiable─ lo bien aprovechado que está el tiempo de este artista, aunque podríamos decir que todo artista aprovecha bien su tiempo sea su obra escasa o muy abundante, si su obra está cargada de razón y fuerza.
Como este autor ha querido compensar las restricciones por la pandemia substituyendo las visitas organizadas a su taller con un vídeo, he podido "visitarlo" y ver que su obra es abundante. 
***
"Esta historia nos llega desde la antigua China. Un día un emisario del emperador fue a visitar a un pintor célebre. "El emperador desea un cuadro" le dijo el emisario, y le dijo si podría pintar un cuadro para su majestad. 
El pintor contestó que sí, pero que le llevaría un tiempo ya que la creación de un cuadro así lo requería. El emisario sabía que la paciencia no era una de las virtudes del emperador, así que le concedió al pintor dos semanas para retratar el gallo. Al pasar las dos semanas, apareció de nuevo.
"¿Dónde está el gallo?", preguntó el pintor, quien respondió que estaba trabajando en él. pero que el cuadro aún no estaba acabado.
[...]
Pero claro, el emperador no estaba acostumbrado a esperar, y cuando la semana tocó a su fin, se presentó en persona, acompañado de miembros de la casa real, a visitar el pintor. Le preguntó si el gallo estaba acabado. El pintor levantó la vista y respondió que sí, por supuesto, el gallo estaba ya acabado. Y delante del mismísimo emperador, cogió una hoja de papel en blanco, tomó un pincel y pintó un gallo para el emperador.
El emperador se quedó sin habla. ¿Porqué había hecho esperar a su emperador tanto tiempo por algo que podía pintar en un santiamén?, le preguntó, gritando, al pintor. El pintor no perdió la calma. Cruzó su estudio y abrió la puerta que daba a una habitación trasera. Y cuando todos los presentes se asomaron al interior de la habitación, vieron un espacio tan grande como el estudio del artista lleno hasta el techo de dibujos realizados durante semanas, intentonas y bocetos del gallo del emperador que tan rápido fue pintado" (*)
Oí por ahí que de hecho el artista siempre está repitiendo, por genial que sea. Eso por un lado, por otro el artista se representa en sus retratos. Es cierto que sin conocer los rasgos del retratista podemos adivinar como es su rostro debido a que de alguna manera se ve reflejado en su obra. Ese es un fenómeno que ha sido estudiado en Psicología, aunque no sé con qué resultados ni utilidad. 
Siguiendo con China, los Cuatro caballeros del sumi-e, ejemplifican cómo cuatro modelos vegetales son suficientes para que un artista se ejercite: el ciruelo, la orquídea, el bambú y el crisantemo. Además, el ciruelo está asociado al invierno, la orquídea a la primavera, el bambú al verano y el crisantemo al invierno, con lo que nos vamos haciendo a la idea de que los Cuatro caballeros son modelos donde se recrean muchos elementos clásicos. El manejo de la tinta china requiere un trazo seguro, ligero y cargado de todas las sugerencias que impulsa el modelo. Todos los trazos posibles están en la representación de las cuatro plantas. Quien consigue ejercitarse en esas cuatro plantas ya puede dibujar cualquier cosa. Se diría que el equivalente en nuestras academias sería el jarrón, el retrato y los espacios donde se puede llegar a dominar la perspectiva, la luz, el realismo y otros conceptos que no es que sean ajenos al artista chino, es que se parte de otros supuestos.
El dibujo tiene mucho de huella y de sombra, que es todo lo más que podemos pretender dejar de nuestro leve paso por la vida.

"Llibreta taüt" (Adolf Priante Vidal "Adolf", 2007)
 

(*) Felix Scheinberger, Acuarela para urban sketchers.

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