25.7.16

El concepto

Corre desde hace unos años por las redes un mapa "político" que aparece en un libro de 1852 de Torres Villegas (del que no sabemos nada más) pero que para situarse basta con leer las páginas dedicadas a las razas y aquellas líneas en que se habla del tamaño del cráneo de los africanos negros. El libro despegó de su letargo al ser mostrado en una exposición de la Biblioteca Nacional. 
Hacer circular el mapa, que es una mera yuxtaposición vamos a decir pintoresca de fases de la historia que nunca se produjeron simultáneamente y con una terminología extravagante, invito a sus divulgadores a que le echen un vistazo al libro, que está digitalizado aquí. En la página 331 del tomo 1 está el mapa, en la página 332 empieza el capítulo sobre política. Basta ver el párrafo sobre la conquista de Mallorca por Jaume I d'Aragó, para darse cuenta de la gelatinización cerebral de Torres Villegas. Y es que escribiendo de Historia casi siempre se puede caer en el ridículo cuando no se usa bien la memoria y sí la imaginación. Ya el nombre del libro, Cartografía hispano-científica indica un algo la mezcolanza de conceptos bajo una apariencia organizada. La enciclopedia de San Isidoro es mucho más moderna que el libraco de Torres Villegas.
Las gentes de las redes sociales están dispuestas a solazarse en esa imagen y a difundirla, sin ver de donde viene ni qué se proponía el autor. Solo prospera entre algunas personas sin apenas formación histórica cualquier imagen que concuerde con la que se quieren hacer de lo que piensan o creen.

20.7.16

Manías

Tengo por lo menos tres trastornos psicológicos. El primero es una musicofilia. Lo describe Oliver Sacks en su libro Musicofilias como "gusanos cerebrales", "cuando ciertos fragmentos musicales se repiten de manera incesante, a veces hasta enloquecernos, sin parar durante días. Esas repeticiones -a menudo una breve frase o tema bien definido de tres o cuatro compases- son propensas a perpetuarse durante horas o días, dando vueltas por la mente, antes de diluirse. Esta incesante repetición y el hecho de que la música en cuestión sea irrelevante o trivial, no de nuestro gusto, o que incluso la detestemos, sugiere un proceso coercitivo, que la música ha entrado y subvertido parte del cerebro, obligándolo a activarse de manera repetitiva y autónoma (como puede ocurrir con un tic o un ataque.
El segundo es la tripofobia o miedo a los agujeros. En concreto a las agrupaciones de agujeros irregulares o a las superficies muy porosas. El tercer trastorno es la necesidad de mirar la prensa digital a media noche, si me despierto, para comprobar si ha habido una catástrofe definitiva.
El gusano auditivo y la tripofobia se agudizan cuando paso por unos días de nerviosismo y lo que hago es buscar relajarme. Más "preocupante" sería el tercer trastorno a mi entender. Naturalmente si el volcán de Yellowstone entrara en erupción o si un meteorito impactara contra la Tierra no saldría inmediatamente en el diario, ni siquiera en la BBC. Y lo digo porque hay noticias, como los atentados de Bruselas en marzo, que tardaron cosa de una hora en aparecer en diarios tan señeros como "La Vanguardia". 
Esta semana pasada mi desvelo obtuvo dos refuerzos: el atentado de Mohamed Lahouaiej Bouhlel en Niza la noche del miércoles al jueves y el golpe de estado simulado de Turquía la noche del viernes al sábado.

12.7.16

Trucos

Alguna vez mi madre me ha servido la comida en plato pequeño, a pesar de la dificultad que tiene cortar la carne cuando no hay espacio, etcétera. Su intención era hacerme creer que me estaba poniendo menos comida al usar un plato más pequeño. De hecho su teoría, sin ella saberlo, tiene el mismo fundamento que la ilusión óptica llamada Delboeuf, por la cual de entre dos círculos exactamente iguales nos parecerá mayor el que a su vez esté rodeado por otro círculo mayor, como si de alguna forma estuviera asimilando sus propiedades, el tamaño. No voy a poner en duda la ilusión Delboeuf, pero los intentos de mi madre por confundirme o enredarme hace tiempo que son infructuosos. Y eso es porque a pesar de Delboeuf las experiencias, aunque sean mal adquiridas, acaban predisponiéndonos, y todos los trucos del mundo acaban por ser desenmascarados en más o menos tiempo.
Las ilusiones ópticas funcionan mientras no conocemos su mecanismo.

5.7.16

Instalaciones

Algunas zonas que se han ajardinado últimamente en Barcelona adoptan las formas de los jardines de Gertrude Jekyll, con variedad de especies y buscando una cierta armonía en la diversidad y el colorido sin recurrir a los parterres. Estoy pensando en la mediana en el Paseo de Valldaura y en el Parc de les Rieres d'Horta. La sostenibilidad del parque con ser buena se ha potenciado tanto que las plantas tienen el mismo protagonismo o menos que los otros elementos (cacharros deportivos, placas fotovoltaicas, etc.) y aunque el espacio ha resultado favorecido también hay que decir que tiene aquella provisionalidad de los parques-concepto que impiden el disfrute. Una cosa es la fugacidad del tiempo o la caducidad de los vegetales y otra la sensación de "instalación".
Tras las fiestas del barrio hace dos años el aspecto del parque era más que lamentable y se constata la impresión de que se usan los jardines para el desahogo no precisamente de las mejores sensaciones. Había restos de bebidas y de la juerga nocturna e incluso pude ver un ginkgo con una rama arrancada colgándole de un lado.
Sin duda los jardines que prefiero son los añosos, aunque algunas especies vegetales se vayan renovando y las estaciones.
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Aunque se hable de la influencia de John Ruskin o de William Morris, de ambos, en los diseños de Gertrude Jekyll, nadie puede afirmar que sus jardines son más naturales que lo son los jardines franceses, geométricos y simétricos, con algunas líneas rectas.  Las fotografías que he visto de los jardines de Jekyll muestran un orden como el que podría haber en una rocalla pero más tupido aún, más cerca del jardín japonés que del clásico jardín inglés.