27.9.08

Una casa con certeza, una certeza sin casa y una casa sin certeza

A Nuria, a su café y a su hospitalidad
*
Teño unha casiña branca
na Mariña entros loureiros
Teño amores, teño barca
estou vivindo no ceo.
Adiós á miña casiña,
portelo do meu quinteiro,
auga da miña fontiña,
sombra do meu laranxeiro.
(Trad. gallega)
(Tengo una casita blanca,
en la Mariña entre laureles.
Tengo amores, tengo barca,
estoy viviendo en el cielo.
Adiós a mi casita,
cancela de mi terreno,
agua de mi fuente,
sombra de mi naranjo.)


os dos ejemplos más significativos del tópico del amor a la casa propia en los pueblos de Galicia y Portugal son, respectivamente, el “Alalá das Mariñas” y el fado lisboeta “Uma casa portuguesa” (*). El alalá es el canto considerado más antiguo, puro y característico de la música tradicional gallega, y está reservado para los temas serios. El nombre viene de que entre estrofa y estrofa se tararea o lalalea un aialelo ailalaaaaaalo, etc. Además de la versión instrumental de Milladoiro, están la purista de Amancio Prada, la jazzística de Alberto Conde Trío y la emotivista de Uxía Senlle. No estoy segura de si Berrogüetto hizo su propia versión. “Uma casa portuguesa” la gravó el año 1953 Amália Rodrigues, y hay una versión de Roberto Leal que tiene una guitarra o un bajo que suena enigmáticamente parecida a la de Obladi oblada (The Beatles)
El amor a la propia casa se desmandó en Galicia mucho antes del ladrillazo y de la devaluación del suelo agrario y pecuniario, y no puede justificarse simplemente en el contrabando del tabaco o en el blanqueo del contrabando del tabaco (el tráfico de droga). Mucho antes del negreo del contrabando de Winston ya se dedicaban los ahorros de la emigración a levantar casas imposibles llenas de lareiras (chimeneas) y buhardillas, piso de roble y castaño, tejados de pizarra al estilo de los chalets suizos, y galerías quilométricas. Muchas de esas casas son la inversión de andar los hombres embarcados en la marina mercante transportando gas, o de pasar meses en las plataformas petrolíferas que están en el medio del mar. Llegué a oír en una ocasión que en los años setenta y ochenta, el gallego emigrado a Suiza o Alemania, volvía en sus vacaciones en un Mercedes como signo de éxito. Curiosamente es una ostentación sui generis porque por una parte está fundamentada en el trabajo duro, en el ahorro y en los sacrificios y, por otra parte, no busca el aparentar lo que no se es ni el lujo. Otro factor que hay que tener en cuenta es que la familia gallega es más amplia que la familia catalana, por ejemplo. Va de abuelos a nietos y más. Por lo menos hasta ahora, pero empiezan a construirse también residencias para ancianos
Lo bueno (¿o lo malo?) de los blogs es que lo mismo que digo que empiezan a construirse en Galicia residencias para ancianos, también me permito hacerme eco de que como una de las secuelas que empiezan a sentirse de la crisis económica, tenemos la contención en la separación de las parejas. Con la crisis la gente se separa menos y es por razones rigurosamente económicas. Y así, yendo de tema en tema, como en la peluquería o el taxi, podríamos pasar por la nostalgia de lo que en realidad nunca existió y por lo poco que hacen falta las secadoras o los machacadores de ajos. Por la misma razón por la que los arquitectos no tienen en cuenta la barbaridad de horas de sol que tenemos y las casas no están bien aisladas, por esa misma razón no construyen los pisos y las casas teniendo en cuenta las parejas separadas que conviven juntas. Y ya, decir por decir, si las casas estuvieran concebidas como escenarios o lofts, no sería tan acusado el síndrome del nido vacío. La versatilidad nos permitiría no solo “redecorar nuestras vidas”, sino desmontar una cena de Nochebuena tradicional para montar un espacio al estilo del de los salones del “Hola” de los modistos italianos y los actores filantrópicos budistas o cienciólogos de Hollywood.
Lo de las “cuatro paredes encaladas y un olorcillo a romero” tuvo su apoteosis cuando se puso de moda lo de las “segundas residencias”, en donde si había ocho cucharas era porque cada una era hija de su madre.

El título de este post es un tributo a la poesía de Mª Mercè Marçal "El meu amor sense casa", puesto que igual que hay casas sin amor hay amores sin casa.

(*)
Numa casa portuguesa fica bem / En un casa portuguesa queda bien
pão e vinho sobre a mesa. / pan y vino sobre la mesa.
Quando à porta humildemente bate alguém, / Cuando alguien llama humildemente a la puerta
senta-se à mesa co'a gente. / se sienta a la mesa con la gente.
Fica bem essa franqueza, fica bem, /Está bien esa franqueza, está bien
que o povo nunca a desmente. / que el pueblo nunca desmiente.
A alegria da pobreza / La alegría de la pobreza
está nesta grande riqueza / está en la grande riqueza
de dar, e ficar contente. / de dar, y quedarse contento.
Quatro paredes caiadas, / Cuatro paredes encaladas,
um cheirinho á alecrim, / un aroma de romero,
um cacho de uvas doiradas, / un racimo de uvas doradas,
duas rosas num jardim, / dos rosas en el jardín,
um São José de azulejo / un San José de azulejo
sob um sol de primavera, / bajo un sol de primavera,
uma promessa de beijos / una promesa de besos
dois braços à minha espera.../ dos brazos que me esperan…
É uma casa portuguesa, com certeza! / Y una casa portuguesa, con certeza
É, com certeza, uma casa portuguesa! / Es con certeza, una casa portuguesa
No conforto pobrezinho do meu lar, / En el confort modesto de mi hogar,
há fartura de carinho. / no falta cariño.
A cortina da janela e o luar, / La cortina de la ventana y el claro de luna,
mais o sol que gosta dela... / más el sol que gusta de ella…
Basta pouco, poucozinho p'ra alegrar / Basta poco, poquito, para alegrar
uma existéncia singela... / una existencia sencilla…
É só amor, pão e vino / Y solo amor, pan y vino
e um caldo verde, verdinho / y un caldo verde, verde
a fumegar na tigela. / que humea en la cazuela.

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