11.1.23

Gerundivos y gerundivas

"Los ODS y el impacto social tienen que estar en las agendas de las empresas para que creen estrategias de impacto social más competitivas y alcanzando un triple win: beneficio para ti, para los demás y para el planeta."


engo una amiga que adoptó como alias en las redes la palabra o el nombre Amanda, y yo le digo que es mejor Amata, puesto que Amanda sería el participio futuro pasivo o gerundivo del verbo amar, y por lo tanto significa "la que será amada", mientras que amata significa "la que es amada". La palabra agenda también es un gerundivo y suele traducirse por "lo que hay que hacer". Pero la Agenda 2030 ya hace.

La esposa de Pedro Sánchez, doctor cum fraude, es a su vez catedrática extraordinaria en Transformación Social Competitiva. Estos días las personas y la gente nos estamos riendo (por no llorar) a costa del vídeo promocional de un máster sobre ese tema, la transformación social competitiva, la transitoriedad, la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que promociona Begoña Gómez. Del vídeo promocional lo que causa hilaridad o indignación es que resulta incomprensible, o para ser más exactos, inane.

Ya hace tiempo que vemos en las instituciones y en las empresas que van tomando posiciones personas que hablan como Pedro Sánchez y Begoña Gómez. Ese lenguaje todos sabemos que encubre y enmascara planes que generalmente les benefician. Y ese lenguaje contrasta con la rudeza de algunos titulares periodísticos, como el que hace unos días sacó ABC: "El Gobierno repartirá más de 2.000 plazas de funcionarios de carrera sin hacer oposiciones". El titular relata bien el típico blindaje de cargos públicos antes de unas elecciones. 

En el Institut Català de la Salut también se ofrecen 12.000 plazas en un proceso que es en realidad un concurso de méritos, que se ha titulado "plan de estabilización" y que ya algunos denominan oposiciones impropiamente. Unas oposiciones exigen igualdad, mérito y capacidad y tienen que garantizar que el proceso de estabilización sea público y competitivo. Pero un concurso de méritos no suele ser tan público ni tan competitivo como un examen con su temario, sus preguntas y sus supuestos prácticos. No sé como será la convivencia entre funcionarios que han obtenido la plaza después de un proceso con exámenes, y otros funcionarios (algunos de los cuales nunca antes se habían siquiera apuntado a unas oposiciones) que superan un concurso de méritos ad hoc. La situación es fea.

Una de las "ventajas" del neolenguaje es su blandura, que lo arma no de razón pero sí de fuerza, porque resulta atractivo a los woke y a los políticamente correctos, pero como no establece compromiso alguno tampoco se puede contraargumentar. Hemos visto a Pedro Sánchez y a millares de cargos clónicos reproducir su playlist de lemas incluso cuando en una entrevista se les hace una pregunta directa y unívoca. Tienen preparado un manojo de respuestas indistintas que surgen como comodines sea cual sea la pregunta.

Lo del "triple win", que incorpora el inglés, es otro de los rasgos de la globalización de un léxico cargado de preceptos y artimañas publicitarias. Se supone que algo dicho en inglés tiene más carga de progreso y de prestigio.

Como digo, en realidad lo que nos tiene que alertar no son tanto las expresiones, que no dejan de ser una pantalla, sino lo que se proponen. En el caso del plan de estabilización del Institut Català de la Salut, no me queda claro si esas 12.000 plazas incluyen las de los médicos o si son solo para el resto de sanitarios y el personal de soporte clínico y administrativo. Con esta aclaración admito no haberme informado más allá de los planteamientos que ha publicado la mesa sectorial. Lo que me interesa más, una vez que el acuerdo ya está servido, es saber adonde nos llevará la estabilidad. Probablemente a una Transformación Social Competitiva.

Nótese que el neolenguaje emplea las mayúsculas como lo hicieron regímenes autoritarios como pudo ser y fue el franquismo. El franquismo le ponía las mayúsculas a otra órbita semántica, pero opera la misma labor semiótica, la de paralizarnos y la de ir imponiendo modelos de conducta. Sin embargo la diferencia entre unas mayúsculas y otras es que el neolenguaje encubre una agenda, cosa que la hace muy siniestra y temible.

Roz Chast

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