18.11.22

28 de enero de 2115


n el año 2006 hubo un montaje de Banksy, no exento de polémica animalista, en que aparecía Tai, un elefante asiático, en el medio de una habitación pintado como el papel que cubre las paredes. La exposición Barely legal es una variación de la expresión "un elefante en la habitación", que procede de la literatura rusa y que popularizó Mark Twain. Diría que la expresión no se usa mucho en nuestra parte del mundo, pero es muy acertada para describir metafóricamente la situación que se da cuando una verdad o una realidad evidente es ignorada o pasa inadvertida. También se aplica a un problema o riesgo obvio que nadie quiere discutir para evitar el conflicto, etc.

No es menos incómodo participar de la ignorancia generalizada, hacer como que no nos afecta que se ignore algo que es más que evidente. El 2015 incluí en el Álbum una viñeta de Bizarro en que también se señalaba la incomodidad del propio elefante. El elefante africano es el animal terrestre más grande, lo que ha sido constatado en ejemplares de hasta 10.000 kg. 

También es verdad que hay fenómenos o grandes artefactos que pasan desapercibidos precisamente por sus grandes dimensiones, en especial si ─aunque los esperamos ver─ se salen de nuestro encuadre óptico. Pasaba esto con Puppy, el perro del Guggenheim de Bilbao. Y hay detalles pequeños o grandes que solo los vemos cuando revisamos la imagen fotografiada, parada y sometida a un espacio bidimensional y congelado.

Es un efecto opuesto el "ver venir", sobre todo porque nos habla de presentir, algo que entra en el terreno de la adivinación. Sin embargo, aunque la intuición no se considera fiable, habrá que decir que siempre tiene un fundamento. La intuición no está exenta de conocimientos, lo que pasa es que usa conocimientos muy dispares y alejados, y esa es una habilidad que de forma tradicional se ha relacionado con la forma de pensar propia de las mujeres, por lo que ni siquiera se considera una forma de pensar.

Lo que traía anteayer "El Mundo" en sus páginas llevaba el siguiente titular: Rebelión contra la nueva Selectividad de responsables de Lengua Castellana en 10 autonomías: "Parece un test de conducir". El titular es complejo en el sentido de que la noticia se "trifurca" en tres temas, el del test de conducir, el de la lengua "castellana" y el de las 10 autonomías. Elegiré el primero:

"Actualmente, todos los alumnos que quieren acceder a las universidades públicas tienen que pasar por un examen de Lengua Castellana y Literatura compuesto por un comentario de texto, preguntas sobre el uso de la lengua y preguntas sobre la literatura. Los firmantes temen que todo lo relacionado con la sintaxis, la morfología, el léxico y los autores no quepa en el nuevo diseño. ¿Por qué? Porque en el sistema que comenzará en 2026/27 se fusionarán en una única prueba los contenidos de Lengua Castellana y Literatura, Lengua Cooficial, Lengua Extranjera, Historia e Historia de la Filosofía.

Es decir, los cinco ejercicios independientes que hay ahora se convertirán en uno solo. El modelo, que tradicionalmente ha permitido al alumno argumentar en profundidad, pasará a ser un simple ejercicio con 25 preguntas tipo test o de rellenar huecos y tres preguntas abiertas cuyas respuestas no podrán superar las 150 palabras cada una."

Esto ya se veía venir, que se formaría una pelota con las llamadas Humanidades, y que se despacharan con un examen en el que incluso se pudieran sacar las respuestas a suerte. Ya se veía venir, insisto, de un tiempo a esta parte, el empobrecimiento del lenguaje y de la comprensión lectora. Hace unos años, cuando una amiga mía escribía su último libro, como si yo fuera Casandra le advertí de que tenía que publicarlo antes de que desaparecieran los lectores.

Que la lectura mejora la escritura es un axioma repetido hasta la saciedad, y sin embargo sé de muchos casos de lectores habituales que escriben "haber" en vez de "a ver" y cuyos errores gramaticales se reparten por igual entre el español y el catalán, lo que no les permite justificarse con la confusión entre lenguas o con el predictor del móvil (*). A veces emplean términos archisilábicos y mucha prosopopeya, cuando el uso correcto de la lengua propia implica hablar llanamente.

En mi sector laboral se incentiva la preparación del nivel C2 de Catalán, lo que implica hablar y escribir en el registro adecuado, emplear un lenguaje ortográfico y usar correctamente los formatos de expresión (correo-e, presentación oral, artículo de opinión, etc.) Y sin embargo me tropiezo a diario, sin buscarlos, ejemplos de registros inadecuados, lenguaje de léxico pobre o vulgar y repleto de faltas ortográficas, explicaciones desestructuradas y mensajes incomprensibles. No hay excusa. Cuando empecé a trabajar debo decir que se escribía menos pero mejor.

Actualmente, con la imposición del Office 365 y esa especie de Facebook o Meta que es el Microsoft Teams, se fomenta un lenguaje informal y descuidado, casi inarticulado. De esta manera se introduce la idea de que la moderna tecnología discrepa con el lenguaje pulcro y educado. Y es aquí donde el "verlos venir" pasa a ser "un elefante en la habitación", porque por no señalar una falta de ortografía detrás de otra, por mucho que nos incomode, nos tenemos que callar y hacer como que no pasa nada.

Solo he visto señalar el desaliño lingüístico en Twitter, y es para desacreditar a un contrincante en su torpeza con el idioma. O en Facebook o Meta, para ridiculizar la cartelería chapucera de algunos establecimientos. Pero no hay decoro en escribir con corrección ni en corregir a quienes maltratan nuestra hermosa lengua. Hacemos como si el problema no existiera, por su tamaño, que es enorme, o por evitar ser desconsiderados o desafiantes. "Mexan por nós e hai que dicir que chove"

Tai, por Banksy, Barely legal (2006)

(*) En el espacio del vídeo del enlace consta que estará disponible hasta enero del año 2115, por lo que si el enlace se rompe es según lo previsto.


Post registrado en SafeCreative (2212162884901)