7.3.19

Palomas

Ay, paloma,
 que bajas a la Rambla
 de Barcelona
 con la muerte en las alas,
 sola.
María Elena Walsh




os "panots" del boceto están muy poco perfilados y logrados, pero representan la típica flor que se atribuye a Josep Puig i Cadalfach para el pavimento de Barcelona. También hay en el dibujo la típica paloma y la típica colilla. El suelo de las Ramblas configura unas ondulaciones que curiosamente la perspectiva lleva a la rectitud, como un engaño de paralaje que no me sé explicar. Por su relación con el Modernisme, esta flor se ha convertido en parte
La paloma es un ave despreciada como las ratas, cuando ambos animales son admirables. Tal vez la desratitación tiene su razón de ser por la plaga que representa la colonia de roedores, el daño que hacen en las infraestructuras y el peligro de trasmisión de enfermedades. La paloma, que tantos servicios ha hecho a la humanidad incluso en tiempo de guerra, no es un animal apreciado. Como símbolo de la paz, idea que arranca desde que llevó la ramita de olivo a Noé anunciando el fin del diluvio, digamos que ha obtenido un lugar en el mundo. 
Yo ya apreciaba bastante las palomas y lo fácil ─es un decir─ que resulta domesticarlas cuando supe que ante la invasión de las cotorras argentinas su conducta quedaba notablemente realzada. Las cotorras usan pico y patas para agarrar la comida que les echan a unas y a otras indistintamente. Además si conviene atacan, cosa que rara vez hace una paloma. El arrullo de la paloma, siempre en comparación con el parloteo de las cotorras, es hasta agradable y no es de extrañar porque lo usan para cortejar (supongo que los machos a las hembras). Antes de que nos invadieran las cotorras sin embargo ya había yo notado la modestia con que las palomas se apartan cuando nos abrimos camino por las calles.
Difícil olvidar las palomas que vi en Córdoba en mi juventud, blancas todas.


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