8.9.19

Huevos, cerezas, parapentes

e momento los drones no molestan mucho, como sí ocurre con los transportadores personales movidos por batería de iones de litio (patinetes). He visto algunos por El Coll, nada más. El fotógrafo aéreo George Steinmetz creo que usa un PPG (Powered paraglider), esto es un "paramente motorizado". Y ha hecho fotos de desiertos invivibles y también de la Antártida para National Geographic. Una de sus fotos, la de la sombra que arrojan unos camellos sobre la arena, está dando tumbos estos días en Twitter, pero ya lleva tiempo por Whatsapp. En realidad es del año 2004. Illusions of Arabia, la tituló su autor.
Admitiendo que es una ilusión óptica bonita, la fotografía donde el peso de la tecnología es tan evidente no me conmueve gran cosa. En la fotografía para mi gusto no tiene que prevalecer esa parte aparatosa, porque a la ilusión óptica le añade un efecto que nos resulta irreal a los que no vamos por el mundo con PPG. 
Claramente la foto del Álbum hoy es otra fotografía aérea, es decir tomada desde el aire y no desde un punto alto terrestre. A casi todos se nos han olvidado ya los Cojones de Porcioles (*), esos dos depósitos de Catalana de Gas de 100.000 metros cúbicos de capacidad (cada uno). Hay tanta información en los blogs de Barcelona y demás que al final ─lo prometo por la salud de mi canario─ ya no sé si se instalaron en terreno urbanizable o no, pero fue en 1967, tocando Can Papanaps en el lado de la solana de Collserola.
La vinculación de Pasqual Maragall y Ernest Maragall no nos es desconocida, aunque es más abrumadora la masa de información sobre las dos bombonas, que se desarmaron hacia el año 1992, un año antes de la muerte de Josep Maria Porcioles. Porcioles fue alcalde de Barcelona desde 1957 hasta 1973. A caballo entre las regidurías de Joan Clos y Jordi Hereu se montó una cementera al lado de las recién creadas cocheras de TMB, muy cerca del cementerio de Horta. Esa cementera, que no contaba con señalización alguna y que quedaba donde había habido un campo de fútbol en la curva que va desde el cementerio de Horta  al desvío al de Collserola, tal y como apareció luego desapareció no sin arrasar toda la vegetación y cubrir del polvo correspondiente ese lado de la montaña. Estuvo en plena época del ladrillo, de la que poco se ha dicho en comparación con lo mucho que sí se ha hablado del desarrollismo franquista. Este efecto sesgado es parecido al que nos referimos hace un par de posts para quejarnos de la gran cantidad de información y anécdotas que tenemos sobre los desmanes de la Iglesia franquista, mientras que apenas nada se sabe de otros temas no menos importantes.
Como la desaparición de la cementera-hormigonera fue tan sigilosa como la aparición (parecía una quimera óptica) me tomé la molestia de tomar unas fotos e incluso hice que mi madre apareciera en el campo visual para autentificar. Por aquella época íbamos mucha por allí, porque subíamos hasta Montcada i Reixach caminando. De allí bajábamos o por Can Masdeu y la leprosería o bien íbamos hacia Torre Baró y bajábamos por Trinitat Vella. Conservo las fotos imprimidas, porque se hicieron con cámara analógica. Están en otro post de este blog que titulé "Polvo somos". Como se ve, la instalación no era pequeña y estuvo allí metida como digo a caballo entre las alcaldías de Clos y Hereu, del PSC. Recuerda esas fábricas siniestras y clandestinas con trabajadores esclavizados y una cadena de producción manicomial que sólo aparecen en algunas películas estadounidenses.
De la foto que he editado identificando los sitios principales he intentado sacar con Google Maps una imagen equivalente actual. Ello me ha permitido descubrir un monasterio de clausura que no lo tenía identificado y eso a pesar de creer que tenía "controlados" todos los conventos de Horta, que no son pocos. De este monasterio de las Salesas visitandinas no encuentro fotografía alguna. La que las monjas incorporan en la web es una de Google Maps aérea y satélite. Eso me da un aliciente para acercarme a pie y ver si es posible obtener otra imagen más cercana.
El cherry picking o la falacia de evidencia incompleta de toda la vida nos oculta una parte de la realidad o incluso solo nos muestra una parte, la que sirve para argumentar y potenciar un determinado argumento. Que muchos blogueros aún "vean" los Cojones de Porcioles, desaparecidos el año 1992, pero no viesen la cementera-hormigonera a unos cien metros, que estuvo en la década siguiente, es todo un ejemplo de picoteo de cerezas y de discriminación tendenciosa.
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(*) "Coneguts popularment com els collons -o els ous- del Porcioles, aquests dos dipòsits esfèrics de gas natural constitueixen una de les icones més representatives d'una època nefasta a nivell de medi ambient, amb una vergonyosa entrega d'espais al servei del desarrollisme més salvatge, sense cap mena d'atenció ni respecte a qüestions que avui sortosament formen part del catecisme de la sostenibilitat. Així doncs, impacte visual, agressió a un entorn natural o fins i tot perillositat eren ítems poc o gens tinguts en compte en uns anys que els conceptes de progrés tècnic i desenvolupament tenien un altre significat.
Els dipòsits eren en realitat dues grans bombones, construides amb planxes d'acer, amb una capacitat de 100.000 metres cúbics de gas cadascuna, que formàven part de la xarxa de distribució i que constituien una reserva en cas de necessitat. L'amenaça que representàven per als veïns del barri de la Font del Gos - també conegut com de La Virgen del Camino- va generar mobilitzacions populars que van ser sistemàticament desateses per les autoritats i per la direcció de la companyia Catalana de Gas y Electricidad." (Barcelofília)

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