6.7.24

Odi et amo (2): Colón, Nelson, Carmen Flores, Cela y mi jefe


uando yo era una niña los turistas que llegaban a Barcelona visitaban el monumento a Colón, la Catedral, la Sagrada Familia y poco más. El monumento a Colón no sé si está inspirado en el de Nelson en Trafalgar Square, que conmemora al héroe. La plaza de Trafalgar tiene un equilibrio y una armonia que no tiene el Portal de la Paz. Son lugares concurridos, con tráfico y con un nudo de comunicaciones, pero el monumento a Colón se asienta en una especie de rotonda.
No vamos a hacer comparaciones odiosas, pero Colón hasta ha sido objeto de campañas publicitarias como la de Nike, por la que se cubrió al navegante con una camiseta del Barça, y dudo mucho que al almirante Nelson se le hiciera nada que ni se le parezca en su monumento erigido no sin la pompa y la circunstancia debidas. 
El monumento al almirante Colón mide unos 6 metros más entre una cosa y otra, y en su interior hay un ascensor, por el que yo subí por lo menos ─que yo recuerde─ en dos ocasiones. El de Nelson mide unos 5 metros menos, pero resulta más estilizado y desnudo a la vista tal vez por su situación o porque no está tan recargado de elementos arquitectónicos. Tiene leones, pero el de Colón tiene grifos, famas, globos terráqueos y toda la quincalla historicista que pueden soportar sus pilares.
Aunque alguna vez apareció en algún cartel de acontecimientos culturales y festivos, no está muy claro en el famoso poema conceptual de 1979 de Mariscal BAR CEL ONA, que potencia la noción de mi ciudad como punto hostelero-playero. Se adivina el edificio Colón, que también aparece en mi fotografía, pero el monumento apenas está sugerido. La Vista cubista de Barcelona me encanta (toda la obra de Javier Mariscal me parece buenísima) y ahí sí se distingue con más claridad el monumento de Colón, pero como un elemento identificativo más que representativo. 
Se levantó con motivo de la Exposición Universal de 1888 y yo creo que inspira una cierta incomodidad vamos a decirlo de una vez por la leyenda negra y todo cuanto tiene que ver con el Descubrimiento. El hecho de que más bien está en decadencia permite que resista al lado de las Aduanas, la Comandancia Naval, la Capitanía General, edificios todos que nos recuerdan la condición marina, mediterránea, pero también española, de Barcelona en un puzzle denso de entidades estatales que inspiran poca simpatía.
Poco se habla de la Barcelona (1970) de Camilo José Cela, de la que extraigo un par de párrafos que dan buena cuenta de su buen estilo:
"El rey Jaime I de Aragón y de Mallorca, a quien decían el Conquistador porque no se le ponía nada por delante, levantó nuevas murallas y empezó a quererse sacar un puerto de la manga; las murallas del rey Jaime dejaron al descubierto el trecho que va desde Santa María hasta la Torre de las Pulgas, en la Rambla. Dos siglos más tarde, Alfonso V el Magnánimo empujó al Consejo de Ciento a que construyera el moll de la Creu; Alfonso V era hombre decidido que conquistó y perdió Nápoles dos o tres veces, saqueó Marsella, riñó e hizo las paces con el papa Eugenio, le sacudió la badana al sultán de Egipto y conhabitó con la hermosa Lucrecia de Alagno (como éste es un libro fino, el amanuense escribe cohabitó, en vez de lo otros, ¡y que Dios se lo perdone!). El puerto de Barcelona tardó muchos años en ser puerto; antes de que cobrara consideración de tal, los barcos se las arreglaban como mejor podían en la Farga, al otro lado de Montjuic. En el siglo XVI, Carlos V mandó anclar ante la playa la escuadra que tenía dispuesta para la conquista de Túnez; ese fue el instante, quizás, en que nació el actual puerto de Barcelona. Los siglos XVI, XVII y XVIII aristocratizaron el barrio del puerto, que albergó emperadores, emperatrices, reyes y reinas, príncipes y princesas, duques y duquesas, virreyes y virreinas, y de ahí para abajo. En el XIX, el puerto no se dio descanso y durante cincuenta años fue continuo el tejer y destejer de los alarifes: siendo presidente del consejo de ministros el poeta Martínez de la Rosa ─que aprovechó para estrenar su drama romántico La conjuración de Venecia─ se tiraron al suelos los baluartes que quedaban por la Lonja y se construyó el paseo, de muy amenas vistas sosegadoras; mientras Aribau y Rivadeneyra inician la edición de su monumental Biblioteca de autores españoles, los capitales generales se instalan en el viejo convento de la Merced; al tiempo que Marx y Engels publican su Manifiesto comunista, se abre el portal del Mar y poco más tardel la puerta de la Paz; en el año en que don Alfonso XII se casa con doña María de las Mercedes ─que tan poco tiempo había de durarle─ se empiezan a derribar la muralla y sus puertas, y cuando se funda la U.G.T. y se inaugura la Exposición, el arquitecto Doménech y Montaner levanta su neogótico y bien cumplido hotel Internacional, que es derruido cuando el certamen concluye".
El estilo abigarrado de estos párrafos de la Barcelona de Cela transcriben con total exactitud la impresión que deja el Portal de la Paz. y eso que nada dice del Teleférico, el principio de las Ramblas, las Atarazanas (Drassanes Reials), el Maremagnum, las Golondrinas y una infinidad de elementos que hacen insalvable todo intento de poner orden en un texto.
Por eso, la impresión que causa el monumento a Nelson en la plaza de Trafalgar de Londres, es hasta de serenidad y sobriedad, en comparación con el de Colón, quien a su vez es un hombre de controvertida identidad.
Para hacerse una idea de la antipatía que puede inspirar el monumento a Colón, en según quien, diremos que la réplica de la carabela Santa María fue quemada por la organización terrorista Terra Lliure después de haber pasado cosa de 40 años en Port Vell (Moll de Bosch i Alsina). En el lugar donde estuvo está amarrado ahora el Pailebot Santa Eulàlia. Es una goleta de 1918 que se botó en Torrevieja con el nombre Carmen Flores, pero ahora es el buque insignia del Museu Marítim de Barcelona. Creo que recordar que durante un tiempo se alquiló para eventos: lo veías pasar por lo que había sido el Somorrostro con sus tres velas que habían trajinado mercancías, trasnportando despedidas de solteros tomando cava con unas rayban. Nótese la contraposición entre Santa María (patrona de España) y Santa Eulàlia, patrona de Barcelona (oficiosa al lado de la patrona oficial, la Virgen de la Merced).
En la fotografía de hoy vemos el Edificio Colón, un ejemplar excelente de lo que fue el Brutalismo arquitectónico. Aunque el brutalismo se refiere a la pureza de los materiales empleados, sin aliños ni adornos cosméticos, tuve un jefe madrileño que le llamaba Edificio King Kong, creo que en referencia al célebre fotograma del gigante sobre el Empire State Building. Es un apelativo bien hallado.
El Edificio King Kong mide el doble que el monumento a Colón, tiene 28 pisos, se construyó el año 1970, el año en que se publicó el olvidado libro de Cela.
Descansen en paz Colón, Nelson, Carmen Flores, Cela y mi jefe.


Post registrado en SafeCreative +2407068505450
 "Odi et amo" (1)